
Aunque poco conocida para muchos, la holandesa ASML es el gigante tecnológico del que dependen casi todas las industrias. Fundada en 1984 y valorada actualmente en 329.000 millones de dólares, es la única compañía del mundo capaz de construir las complejas máquinas que fabrican los microchips más avanzados. Con su última invención, la High NA, la empresa busca redefinir la electrónica global.
Fruto de la asociación entre el gigante de la electrónica Philips y el fabricante de máquinas de microchips Advanced Semiconductor Materials International, ASML es la mayor empresa tecnológica de Europa por valor de mercado y una de las mayores del mundo. Con más de 31.000 empleados en diferentes continentes, se estima que su valor alcanzará los 500.000 millones de dólares a finales de 2022.
TSMC, Samsung e Intel son algunas de las empresas que utilizan la máquina de litografía ultravioleta extrema (EUV) de ASML para crear los transistores que componen los microchips de sus ordenadores y smartphones. La importancia de los transistores reside en que son los permiten que la corriente eléctrica circule por un circuito. Por consiguiente, cuantos más haya en un microchip, más potente y eficiente será éste.
La máquina High NA contará con una lente de 0.55 de apertura, lo que permitirá a los fabricantes construir de manera eficiente microchips aún más sofisticados y pequeños, con dimensión inferior a los tres nanómetros. En comparación con la actual EUV, cuyo precio asciende a unos 140 millones de dólares y está formada por 100.000 componentes, la nueva máquina de ASML será más grande, más cara y más compleja. Según CNBC, el precio de cada High NA rondará los 300 millones de dólares y se prevé que estén disponibles para una primera toma de contacto a partir de 2023, pero no será hasta 2025 cuando se utilicen en la fabricación a gran escala.
Escasez de microchips se extenderá hasta 2023
Mientras llega ese momento, la industria y, por consiguiente, numerosos sectores, seguirán sufriendo las consecuencias de la escasez de semiconductores. Según el último informe de Deloitte, esta situación podría alargarse hasta principios de 2023.
Los sectores más afectados por la falta de microchips serán aquellos que demanden carga de proceso muy avanzadas (3, 5 y 7 nanómetros), esencial en los servidores de los centros de datos y dispositivos como los ordenadores, móviles y tablets.
Otra de las grandes víctimas de esta situación será la industria del automóvil, debido a su cada vez mayor dependencia de la alta tecnología. En España, la escasez de semiconductores ha provocado que, en los diez primeros meses del año, la producción de vehículos haya sido un 2,5% menos frente al mismo periodo de 2020 y un 26,7% menos frente al mismo periodo de 2019, según datos de la patronal de fabricantes (Anfac).
Pese a esto, las ventas mundiales de microchips aumentarán un 20% en 2021, y se prevé que repunten un 9% más hasta los 574.000 millones de dólares en 2022, según los cálculos de la Asociación de la Industria de Semiconductores. El informe de la consultora señala que este crecimiento irá acompañado de una mayor dependencia de Taiwán, Corea, EEUU y China.