Hablamos con el director general del mayor complejo de esquí del sur de Europa en la semana del anuncio de un preacuerdo para integrar Vallnord-Pal Arinsal en el conglomerado comercial de Grandvalira, de forma que, si sale adelante el proyecto, en la temporada 2022-2023 puede ser posible esquiar en todas las pistas andorranas con un único forfait, situando el dominio esquiable de Grandvalira Resorts entre los cinco o seis mayores del mundo.
¿Qué supone el preacuerdo para unificar bajo un mismo 'forfait' todas las pistas de esquí de Andorra, con la adhesión de Vallnord-Pal Arinsal a Soldeu El Tarter y por tanto a Grandvalira Resorts?
Se trata de un preacuerdo entre los comunes (denominación andorrana de los ayuntamientos) de la Massana y Canillo y Crèdit Andorrà para solucionar la inyección de capital que necesitaba Vallnord-Pal Arinsal, pero Grandvalira está formada por varias sociedades para sus diferentes sectores y estaciones, y hace falta saber la postura de los dueños de Pas de la Casa-Grau Roig, con los que deberán negociar. Estamos a la espera, hasta que los accionistas lleguen a acuerdos. Estaremos preparados para cualquier decisión que se tome, pero esto va a llevar tiempo.
Si sale adelante, ¿cuándo se podrá comprar un único 'forfait'?
Este año seguro que no. Ya sería para la temporada que viene, porque además hay un plan de inversiones a ejecutar para 2022 por parte de la nueva sociedad: 36,4 millones para unir Pal y Arinsal con dos nuevas pistas.
¿Qué supondría para Grandvalira Resorts?
Es un salto de tamaño extraordinario, para situarnos entre la quinta y sexta estación del mundo, mientras ahora somos decimotercera. Nos pondríamos al nivel de las estaciones de los Alpes, con unos 300 kilómetros esquiables.
Llegó al cargo hace un año, en la peor temporada de la historia…
Sí que fue la peor temporada, un año desastroso en resultados, con pérdidas de 30 millones de euros en la temporada y una caída de ingresos del 91% respecto a la temporada anterior. La gente de fuera de Andorra no podía venir y había más gastos por los protocolos Covid. Además, invertimos en octubre y noviembre en nieve de cultivo para preparar las pistas pero no pudimos abrir hasta enero ni operar como nos hubiese gustado. El anuncio de libre circulación el 31 de marzo nos llegó muy tarde a nosotros, la temporada ya estaba a punto de acabar y la gente pensaba ya más en playa que en esquí.
¿Hasta qué punto cayó la afluencia?
El día de mayor afluencia tuvimos 6.258 visitantes, el 20 de febrero de 2021, cuando un año normal el pico es de 28.000 personas. Las cartas eran feas pero había que jugar la partida. Estuvimos abiertos para el público local con forfaits a 20 euros, porque solo se produjeron algunas ventanas de posibilidad de acceso a Andorra en algunas autonomías españolas, como Madrid y la comarca catalana del Alt Urgell, pero se pueden contar con los dedos de las manos, y los franceses no pudieron venir porque tuvieron prohibido el esquí toda la temporada.
¿De dónde vienen sus clientes?
Tenemos un peso de cliente internacional muy alto en relación a nuestro entorno competitivo, y eso nos permite una ocupación más estable, sin tantos picos como en el pirineo español. Más de la mitad de los visitantes proceden de España, con Cataluña como origen más relevante por proximidad, y le sigue Francia por el mismo motivo. Los españoles y franceses suponen alrededor del 67% del total, pero también vienen británicos, rusos, escandinavos e israelís, entre otros. Tenemos un mix muy amplio.
¿Trabajan para llegar a nuevos mercados?
Por supuesto. En España, Madrid nos interesa mucho. Vamos a invertir en el mercado madrileño porque piensan que Andorra está muy lejos, quizás por el hecho de que es otro país, pero en realidad se tarda lo mismo que en ir a Baqueira, a seis horas máximo de coche, y contamos con una oferta más amplia en dominio esquiable y actividades más allá del esquí. Los madrileños que pudieron venir en pandemia no se esperaban lo que se encontraron; se sorprendieron en positivo. Eso es bueno, pero también demuestra que hemos de darnos a conocer mejor. En Europa, queremos captar público alemán, con el reclamo de número de días de sol que no se pueden ofrecer en los Alpes.
En los últimos diez años han invertido más de 120 millones de euros, ¿qué se ha hecho y qué queda por hacer?
Las inversiones realizadas nos han permitido contar con dos tercios de las pistas con nieve garantizada por cañones, y tener los remontadores al día, además de ofrecer servicios complementarios de referencia, como la escuela de esquí y espacios de ocio y restauración emblemáticos por su oferta y por su ubicación. Tener unas instalaciones modernas hace que el esquiador disfrute más, y ahora estamos potenciando los servicios y la innovación tecnológica.
¿Cómo se prevé esta temporada?
El verano ha sido maravilloso en Andorra para todo el turismo, y nosotros hemos registrado cifras récord de visitantes. Si todo sigue igual y llegamos a diciembre con cifras de vacunación elevada, no esperamos que sea una temporada normal, pero sí que se aproxime bastante, si no hay restricciones de movilidad o cuarentenas. Este año esperamos que la nieve acompañe, ya que se augura un invierno frío y húmedo. Además, será una temporada más larga por cómo cae Semana Santa. Queremos abrir el 3 de diciembre, para el puente de la Purísima, y acabar la tercera semana de abril. La gente tiene muchas ganas de venir. Los hoteleros están viendo cifras de ocupación elevadas hasta febrero. Ahora la gente planifica con más tiempo que antes.
¿Y cómo serán los precios?
Empezamos con precios dinámicos. Seremos la primera estación del Pirineo y de la Península en hacerlo. El precio base de taquilla será de 56 euros, al mismo nivel que Baqueira, pero será hasta un 15% más barato comprar en nuestra web, y el precio del forfait variará dependiendo del nivel de demanda.