
Grifols ha comprado el 90% de las acciones de Biotest por 1.100 millones de euros. Junto a la operación, la farmacéutica catalana ha lanzado una OPA por el resto de participaciones para hacerse con la totalidad de la farmacéutica alemana. En total, la operación se coloca en los 1.600 millones de euros, si bien el valor que se le calcula es de 2.000 millones al considerar también deuda.
Esta es una de las mayores maniobras empresariales de la empresa catalana. Con ella reforzará su principal área de negocio, los hemoderivados, y prevé incrementar sus ingresos en 2024 hasta los 7.000 millones de euros, lo que implica un 30% más de lo cosechado en 2020 (5.340 millones). Asimismo, estima que para dentro de tres años tendrá un Ebitda superior a los 2.000 millones, cifra que representaría un 51% más de lo que obtuvo el año pasado. Por otro lado, el ratio de apalancamiento que espera la farmacéutica será inferior a 3,5 en 2024.
Otra de las repercusiones importantes de la operación es el incremento de centros de donación de plasma, uno de los objetivos prioritarios de Grifols en sus planes de inversiones. Tras esta adquisición se hará con 26 instalaciones en Europa, zona donde se necesitaba un incremento ya que la mayoría del negocio está en Estados Unidos. Antes de esta operación, la compañía tenía 380 centros en su cartera (el 84% en EEUU) y para 2026 se propuso el objetivo de alcanzar los 520.
"Esta operación ampliará nuestra actual cartera de tratamientos plasmáticos y acelerará el desarrollo de nuevos productos con el firme objetivo de aportar valor a los pacientes, accionistas y otros grupos de interés clave", explica Raimon Grifols, Co-CEO de la compañía cotizada en el Ibex.
El 90% de las acciones estaban en manos de Tiancheng International Investment, una empresa radicada en Hong Kong. Cuando se complete la operación, algo que se prevé para el primer semestre de 2022, Grifols poseerá indirectamente 17.783.776 acciones ordinarias de Biotest, representativas del 89,88% del capital con derecho de voto y del 44,94% del capital total, y 214.581 acciones preferentes de la farmacéutica alemana, representativas del 0,54% del capital total.
La operación de Biotest se produce un mes después de que los bonistas de Grifols dieran el sí a la inversión de 1.000 millones de dólares del fondo soberano de Singapur. La empresa catalana explicó entonces que servirá para reducir la deuda de la firma. A principios de año, la deuda financiera neta de la compañía se situó en 6.200,5 millones de euros y el ratio de deuda financiera neta sobre ebitda en 5,1x como resultado de las adquisiciones de centros de plasma a BPL y Kedrion y de la transacción de Gigagen.
Otras de las consecuencias de la operación es que Grifols ha decidido suspender el pago de dividendos hasta que la deuda del grupo no esté por debajo de cuatro veces el ebitda. En bolsa, la adquisición no fue sido bien acogida al inicio de la sesión, cuando la compañía perdía mñás de un 2%. Sin embargo, a media mañana comenzó a remontar el valor (justo tras una conversación de la compañía con los inversores) y a primera hora de la tarde la acción sube un 2,6%.
Para la operación Grifols ha contado con Osborne Clarke España, Alemania y Reino Unido y con Proskauer Rose, L.L.P como asesores legales y con Nomura Securities International, Inc. y UBS Europe SE como asesores financieros.