Empresas y finanzas

El sector de las bodas aplaza la fiesta de la recuperación a 2022

  • El 30% de los enlaces previstos para 2020 y 2021 se ha movido al próximo año
  • Antes de la crisis sanitaria el sector facturaba 5.000 millones de euros anuales
En el 2020 se celebraron la mitad de bodas que en 2019

El último año y medio de pandemia no ha sido el mejor para casarse. El confinamiento en 2020, la desescalada y las posteriores olas que han hecho aumentar las restricciones, han mantenido en vilo a miles de parejas que querían formalizar su compromiso ante la familia y amigos con una posterior celebración.

Los datos son claros. El Instituto Nacional de Estadística cifra en el año 2020 un 50% menos de enlaces que en año 2019. La tasa bruta de bodas cayó 1,6 puntos, lo que significa que se celebraron 1,9 bodas por cada 1.000 habitantes, "el valor más bajo desde el año 1976", aseguran.

Abril y mayo del 2020 fueron los peores meses, con un descenso del 90% con respecto al año anterior. Pero hay que tener en cuenta que durante ese tiempo estábamos a punto de salir de un confinamiento y entrando en la desescalada.

Aún así las bodas no se han cancelado, sino que se posponen. En la Asociación de Profesionales de Bodas de España (APBE) aseguran que casi el 30% de bodas que se iban a celebrar en 2020 y 2021 se han movido al próximo año.

A pesar de todo, este año se han celebrado enlaces, pero no han sido tantos como en años anteriores, evidentemente, por la pandemia. El presidente de esta asociación Isaac Amselem, comenta que en 2021 se han celebrado "el 25% de las bodas que estaban agendadas". Y las parejas que han comenzado a planificar su boda este año también se ponen como objetivo el 2022 para la celebración de la fiesta de su compromiso. Por lo que el sector pone el ojo en el próximo año como el inicio de su recuperación.

Pero, aunque hablemos del sector de las bodas, como tal no está dentro de la Clasificación Nacional de Actividades Económicas, sino que son "muchos sectores". Peluquería, hostelería, floristas, maquilladoras, catering, regalos, invitaciones... todos estos son los sectores que confluyen a la hora de celebrar un evento de unión entre dos personas y "el 90% somos pymes y autónomos", cuenta Amselem.

Recalca que durante 2020 "no hemos facturado nada" y han tenido que vivir "de las señales económicas" que han dejado las parejas que han pospuesto su enlace.

A pesar de todo, cuenta que "hay sectores que lo han llevado mejor que otros". Por ejemplo, los catering que antes solo hacían bodas y eventos de empresas, "en la pandemia se metieron al mundo de la comida a domicilio", o las empresas de invitaciones, "que pasaron a fabricar manteles de papel para bares y restaurantes" tras la recomendación del Ministerio de Sanidad.

Antes de la pandemia, el sector facturaba 5.000 millones de euros al año en nuestro país, según los datos de APBE, y generaban 900.000 puestos de trabajo directos. En 2021, a falta de los datos de toda la temporada que parecen ser "un poco más satisfactorios", la facturación ha caído entre un 60% y un 70%, asegura Amselem. En lo que se refiere al gasto medio de una pareja, antes del Covid-19 desembolsaban unos 25.000 euros y el número de invitados al enlace era de entre 125 y 150, pero en 2021 "ha caído un 50%".

Porque las bodas tal y como las conocíamos anteriormente "han cambiado". El presidente de APBE asegura que antes del coronavirus lo que se buscaba "era la fiesta" y que ahora "se trabaja más con eventos de día, más íntimos y no tanto una celebración nocturna".

A pesar de todo, en 2022 el sector no espera recuperarse por completo porque España es un destino receptor de foráneos para casarse. Los extranjeros, apunta Amselem, se gastaban una media de 50.000 euros y resalta que hay planeadores de bodas que "solo se dedican a público extranjero". Así que, hasta que no se reabran las fronteras, no podrán reactivarse por completo.

Pero lo que más ha marcado las bodas este año es la incertidumbre. Las diferentes olas de la pandemia y las restricciones que "salían de un día para otro y casi siempre en fin de semana", hacían que las parejas y los profesionales viviesen en un continuo estado de incertidumbre. "Normalmente nosotros ya prevemos ese tipo de contratiempos y ya ofrecemos a los clientes diferentes alternativas por lo que pueda pasar", explica Isaac Amselem.

Lo que está claro es que han sabido adaptarse a las circunstancias. Además reivindican que darse el "sí quiero" es seguro, ya que han contabilizado "solo tres infectados" en los más de 20.000 enlaces celebrados el pasado año.

Mascarillas, gel o pruebas de antígenos

Los osados que han querido celebrar su enlace en medio de una pandemia han cambiado también los regalos a los invitados. Muchos de los contrayentes celebran el ritual de la prueba de antígenos, que consiste en que los invitados se tienen que hacer el test la propia mañana del enlace y entregar el negativo antes de entrar a la iglesia o el juzgado. Otros optan también por regalar toallitas desinfectantes, geles hidroalcohólicos o mascarillas con la fecha del enlace bordada.

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