El Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (Frob), perdió 3.639 millones de euros en 2020, los números rojos más elevados desde el rescate financiero de 2012, por el impacto contable negativo de la fusión de CaixaBank y Bankia.
El organismo público indica que dicha operación generó un efecto negativo de 3.556 millones tras ajustar la valoración de su participación de 61,38% de Bankia. En la actualidad posee el 16,1% de CaixaBank. La institución aclara que este deterioro no refleja la "evolución positiva" que ha tenido la transacción, ya que su inversión se ha revalorizado un 73% desde que se aprobó la fusión (1.421 millones).
La intención del Gobierno es intentar recuperar el máximo posible de las ayudas concedidas a Bankia, que se elevan a más de 24.000 millones, para lo que dispone hasta 2023, fecha en la que vence el plazo para deshacerse del capital que ostenta del nuevo grupo resultante de la integración. A cierre de 2020, tenía valorado en 5.974 millones su porcentaje.
El Frob, en una nota, aclara que por la Sareb, de la que controla el 45%, no ha realizado saneamientos adicionales, ya que en 2019 deterioró por completo su inversión en dicha sociedad.
En 2020, el organismo que preside Paula Conthe, también ha contabilizado 12 millones adicionales de coste por las garantías otorgadas a las entidades que fueron rescatadas en la pasada crisis financiera en el marco de sus procesos de venta.
Con todo, el patrimonio del fondo se sitúa en 1.390 millones de euros negativos, pero puede operar ya que no tiene inconvenientes legales para hacerlo en esta situación de desequilibrio. Asimismo, el agujero no impacta ni en la deuda ni el déficit público.