
El vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE), Luis de Guindos, ha defendido los ajustes puestos en marcha por el sector financiero español. Guindos aseguró que la posición de partida de la banca española en esta crisis sanitaria no tiene nada que ver con la que tenía en 2008 o 2011, pero hay retos por delante, lo que implica que no se pueden "dormir en los laureles". "Hay que actuar y hay que continuar con el proceso de reducción de costes", argumentaba el número dos del BCE en un debate virtual celebrado este jueves por Arcano sobre 'La Europa que nos dejan el Brexit y la pandemia. El reto del S.XXI y el lugar de España en el futuro'.
El vicepresidente del organismo europeo aseguró que la banca está en un entorno incierto afectado por competidores que antes no existían como las grandes compañías tecnológicas (bigtech) y las empresas tecnológicas dedicadas al sector financiero (fintech) y si no actúa se puede encontrar con problemas mayores de baja rentabilidad que se acaben reflejando en los niveles de solvencia, lo que "sería peligroso". No obstante, ha asegurado que este problema no existe en la actualidad, pero hay que evitarlo "a toda costa" tanto en la banca española como en la europea.
En esta línea, Guindos aseguró que las entidades españolas son solventes pero tienen retos a futuro muy importantes, ya que el nivel medio de capital es inferior al de la banca europea, y también la rentabilidad. "Existe un exceso de capacidad en Europa y España, estructuras de costes excesivas que hay que reconducir de algún modo y la consolidación es un instrumento", dijo. Así, recordó que el supervisor único ha facilitado que vía consolidación se generen badwill que permitan llevar a cabo los ajustes de costes y reducir exceso gastos del sector. "Es importante que se lleve a cabo de forma decisiva pero también gradual, porque si no la baja rentabilidad se traslada a una erosión de capital que puede acabar generando dudas sobre la solvencia", dijo.
El sector financiero español ha puesto en marcha varios planes de ajustes y EREs desde finales del año pasado que se saldarán con la salida de 19.400 empleados y el cierre de 3.800 sucursales. Estos recortes han sido muy criticados desde el Gobierno nacional. El ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá, reclamó la semana pasada conciencia al sector ante los ERE, mientras que su homóloga en la cartera de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz, los tachó de incomprensibles. La vicepresidenta y ministra de Economía, Nadia Calviño, fue más allá y aseguró que buscaría fórmulas con el Banco de España para limitar los bonus a los banqueros para adecuarlos a la actual situación económica y los recortes anunciados.
Evitar una crisis financiera
Por otro lado, el vicepresidente del BCE advirtió de la necesidad de no retirar los estímulos dados a familias y empresas, como moratorias o préstamos avalados, de forma rápida ya que podrá afectar negativamente a la evolución de la recuperación. De Guindos aseguró que ya se está viendo una recuperación en este segundo trimestre del año que se acelerará a partir del segundo semestre gracias a la administración de las vacunas. No obstante, adelantó que la crisis va a dejar cicatrices como el incremento del ratio de deuda pública sobre el PIB, un mayor endeudamiento de las empresas o un mercado de trabajo que puede que no se recupere al nivel previo a la pandemia.
De momento, aseguró, gracias a la combinación de las políticas fiscales y monetarias, no ha habido un incremento importante de las insolvencias empresariales, por lo que se ha evitado un aumento de los créditos dudosos en la banca, lo que habría afectado a su solvencia, y llevaría a una contracción del crédito y por tanto a la recuperación de la economía. "Se ha evitado que a la crisis económica se uniera una financiera y de deuda que hubiera sido extremadamente negativo", recalcó. No obstante, dijo, que el riesgo de que se produzca una oleada insolvencias empresariales va a depender mucho de las medidas de apoyo fiscal y monetario y cómo se haga su retirada.
De Guindos señaló que la banca continua teniendo un problema de baja rentabilidad, que ya existía antes de la pandemia, con un nivel de rentabilidad (ROE) medio del 4%, algo que se ha agravado con la crisis y acabó el año pasado en el 1,5%. A su juicio, si se cree a los analistas, en 2022 se situará en el 3%. "Es un nivel de rentabilidad muy inferior al coste de capital exigido y tiene consecuencias", avisó. Esto provoca descuentos sobre valoraciones de libro "importantes", hace muy difícil que los bancos puedan acudir a los mercados de capital y dificulta la generación interna de capital lo que puede erosionar la base de capital y llevar al sector a que realicen un nivel de provisiones inferior al que debería porque la rentabilidad se vería más dañada. "Las causas de la baja rentabilidad son estructurales por el exceso capacidad y unos costes excesivos, a lo que se añade un entorno de tipos bajos", aseguró al respecto.