Céline Aemisegger
Madrid, 29 nov (EFECOM).- La trayectoria profesional de Luis del Rivero es propia de un hombre trabajador, decidido, ambicioso y arriesgado que ha sabido rodearse de los mejores para lograr su objetivo de convertir a Sacyr Vallehermoso, la compañía que preside, en una de las grandes del panorama empresarial español.
De hecho, Del Rivero puede echar hoy la vista atrás y estar satisfecho con lo que ha conseguido en los últimos veinte años, teniendo en cuenta que el 10 de noviembre de 1986 inició junto a tres socios la aventura de crear su propia empresa con tan sólo 240.000 euros sobre la mesa.
Esta sociedad, que nació modestamente hace veinte años de la mano de Del Rivero, el ex presidente de Sacyr José Manuel Loureda, el consejero delegado de la compañía, Manuel Manrique, y Félix Riezu (todos procedentes de Ferrovial), es el segundo grupo constructor y de servicios español por capitalización bursátil, por detrás de ACS.
En todo momento, Del Rivero apostó por comerse a las grandes empresas del sector, y aunque no pudo hacerse con Dragados, que le fue arrebatada en el último momento por Florentino Pérez, no se rindió y en 2002 compró al Santander el 24,5 por ciento de Vallehermoso.
Fue la primera jugada sorprendente del empresario murciano, dado que hasta entonces nunca nadie había intentado fusionar una constructora con una inmobiliaria y Sacyr ni siquiera cotizaba en bolsa en aquel momento.
Así, de la sociedad inicial Sociedad Anónima Caminos y Regadíos surgió Sacyr y después e convirtió en Sacyr Vallehermoso, un grupo completo, con cinco áreas de negocio, que se codea hoy con su competencia más directa a nivel nacional e internacional.
Pero todo se queda pequeño al lado de su sonado intento de convertirse en el mayor accionista del BBVA, operación de la que finalmente se retiró y que se saldó con unas jugosas plusvalías de 102,8 millones de euros.
Tras el fallido asalto al BBVA, Del Rivero tardó poco en convertir a otra compañía en su objeto deseado: esta vez se trataba de la constructora francesa Eiffage, de la que poco a poco fue comprando paquetes accionariales hasta alcanzar el 32,1 por ciento.
Pero, al igual que lo hizo el BBVA, la sociedad gala se opone a dar entrada en su consejo a representantes de Sacyr Vallehermoso.
Bajo este escenario, parece que a Del Rivero no le asustan los retos sino todo lo contrario; cuanto más difícil es un proyecto que tiene en mente, mejor, y tropezarse dos veces con la misma piedra tampoco le echa para atrás.
Desde luego, cada vez que se tranquilizan las aguas en el entorno de Sacyr Vallehermoso, Del Rivero da un nuevo golpe de efecto.
Así por lo menos lo ha vuelto a hacer con su entrada en Repsol YPF, con la diferencia de que esta vez ha logrado entrar en el Consejo de Administración.
De hecho, hoy mismo Del Rivero y el empresario Juan Abelló, tercer mayor accionista de Sacyr Vallehermoso con su sociedad Torreal, tomaron posesión de sus cargos como consejeros de la petrolera hispano-argentina.
Tras su última jugada, tan sólo hay que esperar cuál será la próxima sorpresa de Del Rivero. EFECOM
cae/prb
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