El Consejo de Administración de Renfe ha dado el visto bueno a la reforma de su flota ferroviaria. A través de un contrato con las empresas Alstom y Stadler, se destinarán hasta 2.445 millones de euros para la compra de 211 trenes que cambiarán la imagen de la compañía en Cercanías. Un vehículo más moderno y espacioso, que permitirá compaginar sus desplazamientos con la movilidad sostenible de la bicicleta o los patinetes.
Renfe quiere decir hola a la movilidad del siglo XXI y despedir a sus viejos trenes propios de otra época. Desde que hace unas semanas se aprobase su nueva flota, el servicio español ya trabaja en la fabricación de sus nuevos aparatos ferroviarios en las fábricas de Santa Perpetua de Moguda (Barcelona) y Albuixech (Valencia).
Unos trenes que tienen una capacidad 20% superior a los actuales, con cerca de 900 nuevas plazas, y que entre sus grandes atractivos es la de un piso doble en los dos coches centrales. Además, con un nuevo diseño en la apertura y clausura de puertas, se disminuirá el tiempo de bajada y subida de viajeros.
Los vestíbulos también serán más amplios, para facilitar la estancia de las personas con movilidad reducida, y se distribuirá mejor el espacio para que entren más bicicletas, patinetes o carritos de bebé. Uno de los grandes cambios, y es que el actual aspecto de los Cercanías dificultaba la accesibilidad de estos vehículos con los que ahora Renfe quiere aliarse para potenciar su uso.
Con el incremento de la eficiencia energética como punto de apoyo, la compañía dirá así adiós a sus trenes adquiridos en los años 90 y los destinará en gran medida al servicios de Rodalies de Cataluña (101 irán para la reforma aquí). El resto, serán para Madrid y los diferentes servicios de Cercanías en España, donde además está previsto contar con otros 81 trenes de Media Distancia, híbridos, para los servicios autonómicos.
