
Indra y Enaire trabajan para eliminar los triángulos de las Bermudas o puntos ciegos del espacio aéreo con el doble objetivo de aumentar la capacidad transoceánica y evitar que vuelvan a desaparecer aviones en pleno viaje, como pasó en junio 2009 con el vuelo 447 de Air France entre Rio de Janeiro y París, o en marzo de 2014 con el vuelo 370 de Malaysia Airlines, que todavía no ha sido encontrado.
En concreto, las compañías españolas están desarrollando una solución tecnológica de vigilancia por satélite que persigue sustituir los radares ubicados en tierra por decenas de ojos que desde el espacio acompañen y vigilen las aeronaves en todo momento eliminado así los espacios en los que se vuela a ciegas.
Desarrollan una solución tecnológica de vigilancia por satélite que persigue sustituir los radares
El plan, que todavía se está negociando, contempla lanzar nanosatélites en el Atlántico Sur para crear una red de supervisión que permita saber dónde está el avión en todo momento para proveer datos e información a gestores del espacio aéreo de todo el mundo y así diversificar fuentes de ingresos. Según la NASA, un nanosatélite puede pesar entre uno y diez kilos (uno grande más de 1.000 kilos) y el precio de ponerlo en órbita ronda los 500.000 euros, lo que refleja que la tecnología espacial se ha desarrollado y abaratado mucho en la última década (similar a la evolución de los móviles), haciendo que sea cada más asequible y plausible mirar al espacio como un nuevo campo para desarrollar servicios y hacer negocio.
"Los sistemas satelitales ya permiten un nivel de guiado que hace mucho más segura la navegación aérea. Ahora, con los radares terrestres, se pierde el contacto con el avión en un punto del océano y se recupera en otro, lo que obliga a establecer un margen de distancia mayor entre las aeronaves en los pasillos aéreos para evitar accidentes por desviaciones. Actualmente se considera que existe riesgo de incidente si los aviones vuelan a una distancia inferior a cinco kilómetros, trecho que se podría reducir, en teoría, con la navegación por satélite, ya que se tendría un control constante del avión", explican fuentes conocedoras del proyecto.
"Los sistemas satelitales permiten un nivel de guiado que hace mucho más segura la navegación aérea. Ahora, con los radares terrestres, se pierde el contacto con el avión en un punto del océano y se recupera en otro"
En este punto, hay que señalar que las negociaciones todavía están en curso y que el proyecto podría no salir por cuestiones burocráticas. Tanto Enaire como Indra han rechazado realizar comentarios sobre el proyecto que convertirá más en leyenda las historias de aviones desaparecidos entre las Bahamas y Puerto Rico sin dejar rastro tras el último contacto con un radar terrestre. En los años 50 y 70 se llegó a culpar a los OVNIS de la pérdida de aeronaves.
Tras el plan de desarrollar "una tecnología viable de la mano de Indra" se encuentra el proyecto de transformación tecnológica y diversificación de ingresos impulsado por el Consejo de Administración de Enaire, que está convencido de que va a haber "una sustitución silenciosa de los radares por sistemas de vigilancia en el espacio". El primer paso será tener los nanosatélites y el segundo formar un consorcio internacional con Australia y países de Sudamérica y Europa del sur para crear una constelación satelital centrada en la región sur del planeta. Enaire e Indra apuestan por el Sur porque en el Norte ya está Aireon, el consorcio formado por los enaires de Canadá, Irlanda, Alemania, Reino Unido, Italia y la empresa de EEUU Iridium para poner en órbita 75 satélites con los que rastrear aeronaves alrededor del globo terráqueo.
Diversificación
Aunque Enaire ha preferido no dar información sobre este proyecto en concreto, lo cierto es que la compañía estatal tiene sobre la mesa varias iniciativas relacionadas con la venta de tecnología a otros países, la puesta en marcha de una empresa de asesoría y la implantación de tecnología satelital y deslocalización en Europa para la navegación aérea.
"Queremos quedarnos con el contrato que va a lanzar la Comisión Europea del ECNOS (Sistema de aumentación del Galileo) con el que se busca dar mayor calidad a las señales de GPS o Galileo para que se pueda usar para aviación. Hemos formado un consorcio internacional con franceses, británicos e italianos y alemanes y queremos desarrollar el proyecto en Torrejón", explicó el director general de Enaire, Ángel-Luis Arias Serrano, a elEconomista.
Este tipo de proyectos, junto a la internacionalización, forman parte del Plan de Vuelo 2025 con el que la compañía estatal busca hacer frente a los nuevos retos del sector y mejorar los ingresos. "Hay tres fuerzas: liberalización, sobre todo de torres; globalización, con las nuevas tecnologías y la formación de consorcios internacionales para proveer datos, y deslocalización. Ante estas tres grandes fuerzas Enaire necesita movilizarse porque si no otros nos darán los servicios en España", aseguró Arias Serrano, que tiene previsto pujar por la gestión de las torres de control que se van a privatizar en Reino Unido y los países nórdicos en los próximos años.
Asimismo, el secretario de Estado y presidente de la firma, Pedro Saura, firmó ayer un acuerdo de colaboración con Airbus para el desarrollo de la movilidad aérea urbana. Enaire, principal accionista de Aena, está trabajando en mejorar la gestión del espacio aéreo en cotas más bajas y dentro de las ciudades ya que considera que viajar en aerotaxis o utilizar drones para el reparto de paquetes está "más cerca de lo que se piensa".