Empresas y finanzas

'Tunear' las células: el gran desafío contra el cáncer

  • Farmacéuticas invierten cientos de millones en hacerse con las terapias CAR-T

La última novedad terapéutica en el abordaje del cáncer sigue atrayendo las miradas de varias farmacéuticas. Se trata de las CAR-T, una innovación asistencial que consiste, grosso modo, en extraer células de un paciente enfermo de cáncer, potenciarlas en un laboratorio, y volverlas a insertar en el paciente para que su cuerpo pueda defenderse del tumor. Además de estar avaladas por el consenso de oncólogos como una herramienta de futuro para el abordaje de esta enfermedad, la financiación pública que existe hoy en España (y en otras economías similares) es muy golosa.

En nuestro país hay dos CAR-T aprobadas hasta la fecha y que llegaron en enero de 2019. La primera es Kimriah, desarrollada y comercializada por Novartis. La segunda es Yescarta, de Gilead. Ambas tienen una financiación que ronda los 300.000 euros, si bien no es oro todo los que reluce.

El acuerdo alcanzado establece que se paga un porcentaje cuando se empieza el tratamiento y el resto se abona en el supuesto de que, una vez acabado, el cáncer no haga acto de presencia en el paciente en al menos 18 meses. Es decir, se trata de un acuerdo de riesgo compartido.

Estos fármacos también están incluidos en España en un sistema de vigilancia llamado Valtemed. El objetivo es modular su precio según los resultados en salud alcanzados. Además, son la última opción de tratamiento en las enfermedades indicadas (cánceres líquidos), es decir, solo se usan si todas las demás herramientas terapéuticas han fracasado. De hecho, a lo largo de 2020, se han utilizado las CAR-T con, aproximadamente, 190 personas.

Bayer invirtió 600 millones y Abbvie 340 por estas terapias sin estar terminadas

Sin embargo, son el futuro en el abordaje contra el cáncer, sobre todo desde que se ha descubierto su potencial también en tumores sólidos. Y por ello, varias farmacéuticas han sacado la billetera para hacerse con potenciales terapias. Hace unas semanas fue Bayer la que anunció una inversión de 600 millones de euros para hacerse con una.

La farmacéutica alemana ha llegado a un acuerdo con la biotecnológica Atara para la cesión de los derechos de una terapia CAR-T (que se utilizará para tumores sólidos). Pagó al contado y por anticipado 60 millones y el resto se irá abonando a medida que la molécula, en fases incipientes de experimentación, vaya logrando hitos regulatorios (aprobaciones) y comerciales. La última de estas operaciones la ha protagonizado esta semana Abbvie. Pagará hasta 340 millones a Caribou por una terapia CAR también en fases incipientes de investigación.

El interés por parte de Europa en que aparezcan más terapias de este tipo existe. Además del beneficio clínico que puedan ofrecer, el que haya muchas alternativas provocará un descenso del precio que se paga ahora por ellas. De hecho, la Agencia Europea del Medicamento ha proporcionado recientemente a un CAR-T de Janssen la categoría de aprobación acelerada, para acortar los trámites para que llegue cuanto antes al mercado.

Batallas legales

Pero también hay interés desde lo público. Hace unos años, el Hospital Clínic de Barcelona comenzó las tareas de investigación de una CAR-T pública. Tras más de dos años de trabajo, el primer medicamento de este tipo no industrial ha visto la luz. La Agencia Española del Medicamento la aprobó para su utilización en pacientes mayores de 25 años con leucemia linfoblástica resistente a los tratamientos convencionales.

Las CAR-T también han sido protagonistas de intensas batallas judiciales por infracción de patentes en los juzgados de Estados Unidos. Hace algo más de un año, a finales de 2019, un tribunal de California dictaminó que Kite, compañía adquirida por Gilead en 2017, violó la patente de Juno, propiedad de BMS, con Yescarta. Se impuso una multa a Gilead, si bien cabía recurso contra la decisión judicial.

BMS es otra de las multinacionales farmacéuticas que también busca su espacio en este mercado. Hace una semana consiguió la aprobación de la FDA estadounidense para su CAR-T de nombre comercial Breyanzi. Ahora, es cuestión de tiempo que la compañía trate de recibir la aprobación en otros mercados, como el europeo y posteriormente a nuestro país.

Con todo, y al menos en España, esta terapia aún tiene camino por recorrer. Ramón García Sanz, presidente de la Sociedad Española de Hematología y facultativo del servicio de hematología y hemoterapia del Hospital Clínico Universitario de Salamanca, coincidía en que ha habido éxito en la implantación de las CAR-T, con el matiz de que "es un éxito que debe ser continuado". Para empezar, de todos los procedimientos que tenían previsto hacer -alrededor de 400- se ha llegado a menos de la mitad. "Hay problemas de acceso y tenemos que mejorar para que estén disponibles, siempre que estén indicadas, naturalmente", dice.

Once centros en España

Para implantar las terapias CAR-T en España se diseñó un plan específico que incluía protocolos, comités de aprobación y seguimiento y centros hospitales autorizados, ya que se requieren ciertas condiciones técnicas y de personal para ponerlas en práctica. Varias comunidades protestaron por la desigual distribución de esos hospitales y por su escaso número.

Con todo, las CAR-T han llegado a emplearse con éxito, si bien aún están lejos de llegar a todos los pacientes que se perfilan como buenos candidatos a recibirlas. José María Moraleda, presidente del comité científico de la SEHH, es uno de los especialistas que califica el plan nacional de "gran avance", con la cautela de que necesita un desarrollo ulterior para que las CAR-T lleguen a todos los pacientes que las necesitan. Él destacaba que ahora mismo se reserva su uso a pacientes con enfermedad muy avanzada, pero ya hay ensayos clínicos en los que se aprecia que los resultados son mejores, y más duraderos, cuando se emplean en fases anteriores de la enfermedad tumoral.

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