
El investigador del CSIC Vicente Larraga, de 72 años, confía en que su vacuna contra el SARS-CoV-2 esté terminada a finales de año. Pero es cauto: "Esto es una carrera de resistencia", dice. Ahora que las primeras vacunas ya han llegado al mercado, Larraga insiste en que hay que "ofrecer algo nuevo" para que alguna multinacional se interese en la distribución. Su vacuna tiene dos novedades: se conserva a temperatura ambiente y, más importante aún, puede ser modificada en tres semanas para adaptarse a las nuevas cepas.
La conservación a temperatura ambiente es algo que, de momento, no tiene ninguna de las vacunas que se están suministrando. Además, al ser una vacuna de ADN sintética, puede rehacerse rápidamente para adaptarla a variantes del virus que sean más resistentes, como la sudafricana y la brasileña.
El parasitólogo, que trabaja en el Centro de Investigaciones Biológicas Margarita Salas (CIB-CSIC), cree que, con la vacunación en marcha, a partir de otoño recuperaremos la normalidad, pero avisa: "La enfermedad continuará 2 o 3 años", por eso "hay que seguir fabricando vacunas y es tan importante que tengamos nuestra propia capacidad para hacerlas".
¿En qué fase está la vacuna que está desarrollando contra el SARS-CoV-2?
Teóricamente, estamos terminando la fase preclínica [de ensayos con animales]. Digo teóricamente porque cuando trabajas en una vacuna nunca sabes cómo va a ser el paso siguiente. Esto es una carrera de resistencia. Además de probar los modelos animales, hay que hacer otras cosas: saber exactamente cuál es el grado de integración que tienen, si han funcionado igual en todos los animales o no, cuál es la dosis mínima, si añadiendo algún complemento el resultado mejorará y podremos bajar la dosis… Seguiremos con estos estudios alrededor de un mes más. Cuando tengamos todos los datos –espero que sea a principios de primavera– acudiremos a la Agencia Europea del Medicamento. Si nos lo aprueban, empezaríamos ya con las pruebas en humanos y, si todo fuera bien, a finales de año tendríamos la vacuna terminada.
¿Qué es lo que caracteriza su vacuna? ¿En qué se diferencia de las otras dos del CSIC, así como de las que ya se están suministrando en varios países?
Nuestra vacuna se parece más a las de Pfizer y Moderna que a las otras dos del CSIC, basadas en virus. El equipo de Luis Enjuanes está atenuando completamente el propio SARS-CoV-2, de forma sistemática, gen por gen. La vacuna de Mariano Esteban se basa en un virus en el que se ha introducido el gen de la proteína S del coronavirus. Sin embargo, nosotros utilizamos un vehículo sintético de ADN que 'imita' el mecanismo de un virus para entrar en la célula y hacer que esta sintetice la proteína del gen que queremos, en este caso la proteína S o spike, que es el antígeno [sustancia que desencadena la reacción inmune] del virus. Además, estamos haciendo pruebas con alguna proteína distinta. Lo hacemos todo a la vez, vamos tan deprisa que en un año hemos hecho el trabajo de 2 años y pico por el método tradicional.
¿Qué implica hacer una vacuna sintética?
Si las vacunas actuales dejaran de funcionar con cepas más resistentes, podríamos hacer una nueva en tres semanas; solo tendríamos que tomar la secuencia (de la proteína) de la nueva cepa, construir un gen que codifique para ella y volver a hacer lo mismo. Modificaríamos en el ordenador la nueva secuencia y nos saltaríamos el trabajo previo. Al ser una vacuna sintética, es más flexible y se puede adaptar fácilmente. Su otro punto fuerte es la temperatura.
Se refiere a su fácil conservación.
Sí. Una vacuna que dure un tiempo razonable a temperatura ambiente y no se degrade cuenta con una gran ventaja. Si quieres conservarla, puedes guardarla en una nevera, pero si no, resiste varios días. Nosotros hicimos pruebas de hasta un año.
De las vacunas que ya están en el mercado, ¿alguna tiene esta característica?
Ninguna, al menos de momento. Hay una compañía americana, Innovio Pharmaceuticals, que está desarrollando algo parecido a nosotros, pero no sé en qué punto están.
En el CSIC hay tres prototipos de vacuna bastante avanzados. Si establecemos una comparativa con otros países europeos, ¿en qué posición está España?
En Francia y Alemania también hay grupos de investigación básica trabajando. Cuando tienes estos grupos, en este caso de vacunas, tienes el know how y puedes empezar a diseñar el nuevo candidato vacunal. Sin ese conocimiento básico, esto no se puede hacer ni aquí, ni en Francia, ni en ninguna parte. Después, ¿llegarán las vacunas al mercado y a utilizarse en la población? Eso nunca se sabe.
Las vacunas tienen dos componentes, el tecnológico y el económico. Puedes tener una vacuna estupenda, sintética o basada en un virus, da lo mismo, pero al final siempre hay que contactar con una multinacional que la distribuya. Y el interés de la multinacional va por su lado, no tiene en cuenta si eres español, francés o alemán, eso se ha visto claramente con AstraZeneca. Quienes dirigen las multinacionales no suelen tener que ver con el mundo farmacéutico; son economistas que miran en una hoja de cálculo dónde están los beneficios. Si ofreces algo que encaja en sus intereses, llegarás a un acuerdo, si no, no.
En alguna ocasión ha afirmado que "la carrera económica de las vacunas ha finalizado" y que, como ya han llegado las primeras al mercado, hay que ofrecer algo nuevo.
Claro, si quieres distribuir tu vacuna tienes que ofrecer a las multinacionales algo que no tengan, algo que complemente su oferta. Necesitas una vacuna que sea buena, eficaz, segura y que además incorpore algo nuevo. Nosotros estamos intentando que sea la distribución a temperatura ambiente, que siempre es más sencilla, pero se pueden buscar otras cosas. La farmacéutica Johnson & Johnson, que está a punto de sacar su vacuna, lo ha entendido bien. Sabían que llegaban tarde porque un error al inicio retrasó todo, así que buscaron una especificidad: una vacuna de una sola dosis. Aunque solo proteja en torno a un 66%, eso les permite entrar en la competición.
¿Cómo se aplicará su vacuna? En un principio no iba a ser inyectable.
R: Exacto. La que hicimos contra la leishmaniasis canina, que ya está terminada, es intranasal, la inyectamos por nebulización en los perros. Pero para esta otra vacuna, ese sistema planteaba problemas, hicimos unas pruebas iniciales y no nos salieron mejor que la inyectable, así que ahora estamos probando esa opción. En principio será de dos dosis inyectables.
En la entrevista a Mariano Esteban, este se refirió al escaso tejido empresarial que hay en España en este sector como uno de nuestros puntos débiles.
Sí, solo hay una empresa autorizada para fabricar vacunas, Biofabri. El resto lo que hacen es envasar lo que les envían desde otros países. Aun así, si consigues llegar hasta el final, aunque solo haya una empresa, estará bien posicionada y lo hará razonablemente bien. El problema es que es ella quien negocia con la multinacional y solo hay una. En España tendría que haber al menos 2 o 3. En Bélgica, por ejemplo, hay muchas porque se han especializado en eso.
¿Llegará al mercado alguna de las vacunas españolas?
Estoy convencido de que alguna llegará, incluso creo que 2 ó 3 podrán salir al mercado, ojalá alguna sea la nuestra o la de mis colegas del CSIC. Creo que nosotros ofrecemos algo diferente. Si presentamos una buena vacuna que cubra un nuevo nicho le resultará interesante a alguna de las grandes farmacéuticas.
¿Por qué es importante para un país disponer de vacunas propias?
R: Es muy importante tener la capacidad de proteger a tu población y garantizar su salud. Esa seguridad no se debe ceder a otro país o a una multinacional porque lo que nos ha hecho AstraZeneca lo puede hacer otra. Debes tener tu propia fábrica, por pequeña que sea, para producir 80 o 100 millones de dosis, que es lo que necesita España. Eso puede hacerlo Biofabri, después se buscaría cómo distribuir la vacuna, aumentar la producción, venderla fuera…
¿Quiere decir que con la infraestructura que tenemos esa seguridad está garantizada?
Desde luego. No hay ningún problema para fabricar las dosis suficientes para vacunar a la población española. Si hablamos del mercado global, es otra cosa; para acceder a él sí se necesita una multinacional. Pero para fabricar y distribuir en España estamos perfectamente capacitados.
Claro, generalmente no haces una vacuna solo para los tuyos, sino que te planteas ir más allá, no solo por razones económicas, también éticas, para que llegue al mayor número de personas y sobre todo a las más desfavorecidas. A menudo se olvida que mientras estas personas no estén protegidas, nosotros tampoco lo estaremos. Por ahora estamos solucionando la pandemia en el mundo occidental, pero la enfermedad va a continuar al menos durante 2 o 3 años, eso lo sabemos.
Si la enfermedad va a continuar 2-3 años, ¿la vacunación también se prolongará ese tiempo?
Sí, por eso hay que seguir fabricando vacunas y es tan importante que tengamos nuestra propia capacidad para hacerlas. Esto va para largo y no podemos depender del exterior porque los intereses de otros no coinciden con los nuestros. Desde la capacidad de fabricar mascarillas hasta las vacunas, hay que reindustrializar España, y esa reindustrialización debe basarse en la innovación. Eso se consigue con investigación. En el siglo XXI, si no tienes el conocimiento, vas a ser un país muy subsidiario. No tengo manía a los bares, pero ya toca cambiar el modelo.
Aunque la enfermedad dure algunos años, eso no significa que la pandemia persista con la misma dureza. Una vez más, la misma pregunta: ¿cuándo recuperaremos la normalidad?
Lo lógico es que la pandemia disminuya mucho a partir de este verano, y que en España esté prácticamente terminada a finales de 2021. Eso sería lo normal. Yo diría que podremos volver a nuestra vida normal el próximo otoño. Estamos teniendo algunos problemas con la vacunación, deberíamos ir más deprisa, pero para otoño debería haber un número elevado de personas protegidas y entonces el virus a la fuerza irá decayendo. Además, aunque surjan nuevas cepas, la enfermedad tiende a atenuarse. Ha sucedido en todas las epidemias a lo largo de la historia, ¿por qué va a ser distinto ahora?
En estos momentos, las principales incógnitas respecto a las vacunas son dos: cuánto dura su protección y hasta qué punto son eficaces respecto a las variantes del SARS-CoV-2.
Frente a la variante inglesa sí son eficaces, frente a la sudafricana, hay dudas, y frente a la brasileña, también. Ojalá nuestra vacuna o las de Moderna y Pfizer nos permitan, si fuera a necesario, reaccionar muy rápidamente y rehacer la vacuna para adaptarla a las nuevas variantes. La duración de la eficacia aún no puede conocerse porque estamos yendo muy deprisa y apenas ha pasado un año desde el inicio la pandemia. Eso lo veremos con el tiempo.
((Esta entrevista ha sido realizada por Mónica Lara del Vigo, del departamento Cultura Científica del CSIC))
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