Lo tuvo todo... y está a punto de perderlo. De estar al frente de El Corte Inglés como heredero del imperio familiar a quedarse solo y al borde la ruina, con una deuda fiscal de 70 millones de euros que vence en junio y que no puede afrontar. Dimas Gimeno asumió el cargo de presidente de El Corte Inglés en 2014, tras el fallecimiento de su tío, Isidoro Álvarez. Ahora, enfrentado al resto de su familia y con el apoyo solo de su madre, después de haber perdido todos los juicios contra sus primas, Marta y Cristina Álvarez, cuya adopción llegó a cuestionar en los tribunales, intenta rehacer su vida.
Asumió el cargo con tan solo 40 años y después de casi dos décadas ligado a los grandes almacenes. Pero no solo heredó el cargo, sino también una herencia envenenada. En su testamento, Isidoro Álvarez dejó a Gimeno y a su madre el 22% de la sociedad patrimonial Cartera de Valores Iasa, propietaria a su vez del 22,18% del gigante de los grandes almacenes. ¿El problema? Que el 69% de la sociedad quedó en manos de sus hijas, que tenían por lo tanto la mayoría y el derecho de decisión y voto en la junta de accionistas del grupo en representación de la firma.
Pero no solo eso. De acuerdo con la legislación de la Comunidad de Madrid, sus hijas, como herederas directas en primer grado de consanguinidad, apenas tenían que tributar, pero Gimeno debía pagar al fisco 40 millones de euros en concepto del impuesto de Sucesiones y madre, María Teresa Álvarez, otros 30 millones más. Era una cantidad que no podían en ningún caso asumir, por lo que solicitaron un aval al Santander e hipotecaron sus acciones para lograr un aplazamiento de cinco años, que vence el próximo mes de junio.
Aislado
Y el problema es que, llegado el momento, Gimeno no puede afrontar el pago y está más solo que nunca. Tan solo cuenta ya con el apoyo de su madre, porque otro de sus tíos, César Álvarez, propietario de otro 9% en Iasa, ha decidido dejarle de lado, quedarse en el capital y apoyar a las hermanas Marta y Cristina, las hijas de su hermano Isidoro.
Durante las pasadas fiestas de Navidad, en un intento desesperado, y ante el riesgo de perderlo todo, Dimas Gimeno ofreció a sus primas venderles las acciones de Iasa, que equivalen a un 5% de forma indirecta de El Corte Inglés, con una rebaja del 50% respecto a lo que pagó en 2015 el inversor catarí Al Thani. Serían unos 250 millones de euros, pero no parece tampoco una solución fácil.
Las Álvarez deciden
Las hermanas Álvarez tienen la sartén por el mango y son conscientes de que el futuro de su primo está en sus manos. Para empezar a negociar exigieron así que Gimeno y su madre retiraran todos los recursos judiciales pendientes después de haber perdido cada uno de los pleitos, incluida la demanda por la que se cuestionaba su proceso de adopción.
Gimeno aceptó y el pasado 4 de enero anunció su retirada, pero eso no quiere decir que la negociación haya terminado. Cuando estudiaba Derecho en la Universidad San Pablo CEU y compatibilizaba los estudios con el trabajo, primero como vendedor y luego como director de establecimiento, el sobrino de Isidoro Álvarez, el sucesor que este había elegido para liderar la empresa, no podía ni imaginar lo que le depararía el futuro.
Aunque parecía tener vocación jurídica -posee un máster en Derecho Privado- rápidamente se decantó por el mundo empresarial y desde un primer momento se preparó para ello. Completó su formación con un MBA por el IESE. En el año 2000 se incorporó a los servicios centrales de El Corte Inglés en Madrid, pasando por distintas áreas y adquiriendo conocimientos del funcionamiento general del grupo.
Acompañaba a su tío Isidoro, iba aprendiendo los secretos del negocio de la mano de uno de los mejores gestores de la historia del sector de la distribución. En el marco de este proceso de formación, en 2001 Dimas Gimeno se trasladó a Portugal para colaborar en la puesta en marcha de la filial y del primer centro de El Corte Inglés en la ciudad de Lisboa. Como adjunto al director general de la filial lusa, colaboró durante cinco años en su consolidación y en el desarrollo de nuevos centros y en 2006, tras la apertura del segundo centro de El Corte Inglés en el país, en la ciudad de Oporto, se hizo cargo de la dirección del mismo.
Tras su experiencia portuguesa, volvió a los servicios centrales de El Corte Inglés en 2008 para ocuparse del área más estratégica: la dirección de Ventas. Consolidó así su experiencia como un gran especialista en la actividad de los grandes almacenes, fue nombrado consejero y en 2014, tras el fallecimiento de su tío, se le nombró presidente. Era el heredero natural. Tenía el poder y el dinero. Pero se enfrentó a sus primas, las hijas de Isidoro, y perdió la batalla.
Desvinculación
En agosto de 2018 abandonó la compañía, acordando una indemnización por su desvinculación ejecutiva de 8,5 millones. Y ahora, dos años y medio después, ha vendido las acciones que tiene a título personal por 2,5 millones más, pero todo eso es insuficiente para afrontar la deuda fiscal. No tiene liquidez y se enfrenta además a la primera demanda por impago, que ha presentado VDT Abogados, el bufete que le asesoró a él y a su madre en varias de las causas abiertas contra su familia. Sus planes pasan ahora por el lanzamiento de Wow, un gran centro comercial en Gran Vía, con una potente presencial online. Ha conseguido 2,5 millones, pero no parece una tarea fácil.