
Vodafone España y MásMóvil están llamados a unir sus caminos en los próximos meses, pero sin necesidad de realizar compras, como tradicionalmente se suelen resolver este tipo de consolidaciones. Nada que ver. El camino será la fusión desigual de ambos negocios. En adelante proliferarán los acercamientos hacia una situación que pide a gritos la lógica del sector: Vodafone y MásMóvil serán el mismo operador en el corto o medio plazo. Se está cocinando a fuego lento. Hasta la fecha solo se han producido escarceos oficiosos, con estrategias que apuntan a una alianza que creará el segundo mayor operador español de las telecomunicaciones. La palabra la tienen el grupo británico y los fondos del consorcio Lorca Telcom, dueños de MásMóvil, compuesto por Providence, Cinven y KKR.
Los próximos meses se presumen intensos. Tanto Vodafone como los nuevos dueños de MásMóvil moverán sus alfiles para explorar una posible integración de activos a través de una sociedad de nueva creación participada por ambos operadores. La premisa de partida señalaría a la multinacional británica como el socio con la cuota dominante, que podría oscilar entre el 60 y el 80%. Nadie compra a nadie, sino que todos se subirían al mismo barco para competir ferozmente en un negocio donde posiblemente sobran jugadores. No queda otra ante las colosales inversiones en 5G que se avecinan.
Según explican a elEconomista.es fuentes conocedoras de la situación, el punto de fricción entre ambos grupos se encontraría en el futuro reparto accionarial de la sociedad resultante. "Todo se reduce a un juego de valoraciones y de previsibles proyecciones de creación de valor por parte de cada uno de los grupos", apuntan. Se pueden valorar mil escenarios y opciones, y entre ellas destaca la fusión de los dos operadores, por medio de un intercambio de acciones, sin que se produzcan salidas de caja. Parece claro que cualquier adquisición convencional resultaría penalizada por los inversores en los tiempos que corren, algo que no sucedería con un modelo de intercambio en el que todas las partes ganen.
La fusión entre Vodafone y MásMóvil podría prosperar o desvanecerse en función de múltiples factores, entre ellos el acuerdo en la ecuación de canje que contente a los socios. El matrimonio de conveniencia entre operadores resulta familiar en el grupo Vodafone, tras los recientes ejemplos practicados en Holanda, Australia y Nueva Zelanda. En esos casos, han sido integraciones con operadores de telefonía fija, sin que medie el desembolso de efectivo por parte de la multinacional británica.
Existen otros ejemplos de relumbrón, como el recientemente protagonizado por Telefónica y Liberty Global en el Reino Unido, a través de sus operaciones locales de O2 UK y Virgin Media. En ese caso, se trató de una alianza entre iguales una vez compensadas las diferencias de valoración entre las dos compañías. Resuelto ese escollo del justiprecio, todo es concordia.
Desde el grupo amarillo recalcan a este periódico que "Ni MásMóvil ni sus accionistas están negociando absolutamente nada con Vodafone". Y no es la primera vez que lo hacen. Por su lado, el operador rojo ya se manifestó sobre la cuestión el pasado lunes, durante la rueda de prensa de explicación de los resultados trimestrales de la filial española, cuando el presidente de Vodafone, António Coimbra, eludió pronunciarse sobre posibles negociaciones con MásMóvil al tratarse de una materia que corresponde responder al accionista, es decir, al grupo Vodafone.
Al mismo tiempo, Coimbra parafraseó unas declaraciones del consejero delegado de su grupo realizadas el mismo día. En ellas, Nick Read dejaba la puerta entreabierta a múltiples posibilidades en el mercado español. "Si me pregunta sobre las oportunidades de consolidación le respondo que, por supuesto, siempre evaluaremos esas oportunidades si tienen una lógica detrás de creación de valor, siempre vamos a tener una visión pragmática sobre cómo fortalecer nuestras posiciones", explicó a los analistas. De esa forma, el orilla de Vodafone la partida está abierta, con margen para todo tipo de movimientos, aunque los jugadores señalados para liderar el juego se reduce a los tres de siempre: Vodafone, Orange y Telefónica, presumiblemente por este orden.
Los analistas consultados por este periódico indican que "dadas las características de los jugadores que comparten el terreno de juego de las telecomunicaciones en España, las posibilidades de consolidación se reducen a pocos movimientos, siempre con el hándicap de las restricciones que puedan imponer las autoridades de competencia españolas y europeas, dada la dimensión multinacional de Vodafone y, también de MásMóvil, con intereses en Portugal".
Esa posible integración del tercero y cuarto del sector convulsionaría el negocio en España, con damnificados como Orange, número 2 del mercado. Entre otras consecuencias, la filial del grupo galo perdería su mejor cliente mayorista, MásMóvil, con quien mantiene un contrato de roaming en las amplias zonas del país donde no alcanza la conectividad propia de MásMóvil.
El futuro gigante sería líder en telefonía móvil y fija, y segundo en servicios convergentes, así como banda ancha fija y televisión de pago, en esos terrenos siempre por detrás de Telefónica. Además, una eventual fusión de Vodafone y MásMóvil exigiría compensaciones al resto, ya que el grupo acapararía frecuencias en todas las bandas de forma desequilibrada: de 1.800 MHz, con 34,8 MHz; en las de 2.100 MHz, con 40 MHz; en 2.600 MHZ, con 30 MHz; y en la banda de 3.500 MHz, con 170 MHz.