
Norwegian se repliega ante las nuevas restricciones a la movilidad, la falta de ayudas para afrontar la segunda ola del coronavirus y las crecientes pérdidas. La compañía aérea, que ha registrado unos números rojos de 604 millones de euros (6.423 millones de coronas) en los nueve primeros meses del año, ha decidido volver a los niveles de actividad de los meses más duros de la pandemia (marzo-junio) por lo que sólo volará con seis aviones (el 4% de la flota) y operará rutas domésticas durante el invierno.
Durante el verano, la low cost llegó a volar con una flota de 25 aviones y abrió rutas internacionales con varios países europeos, incluido España. Operación que ahora va a eliminar ante los problemas para generar ingresos y conseguir soporte financiero con el que afrontar el primer trimestre de 2021 y seguir su plan de negocio y transformación.
La compañía necesita reducir al máximo la salida de caja mientras busca soporte financiero para no quebrar
Norwegian, que actualmente tiene una flota de 140 aeronaves, ya aparcó en octubre cuatro aviones de los 25 por la caída de las reservas tras un verano peor de lo esperado. No en vano, lejos de arrancar la recuperación, la compañía cerró los tres meses de verano con un descenso de los ingresos del 91%, un ebitdar negativo de 118,5 millones de euros (1.263 millones de coronas) y unas pérdidas netas de 95 millones de euros frente al beneficio de 152 millones (1.670 millones de coronas) del mismo periodo del año anterior.
Así, transportó casi un millón de pasajeros, un 91% menos respecto a los 10,53 millones del verano de 2019, registró una ocupación del 60,6% (91,2% el año pasado) y, aunque el ingreso unitario subió un 28% por los mayores precios, el coste unitario se ha más que triplicado.
Con el plan de minimizar su actividad, Norwegian busca reducir al máximo la salida de caja mientras negocia con sus acreedores y accionistas para conseguir apoyo y busca otras fuentes de financiación que alejen el fantasma de la quiebra en tanto en cuanto el gobierno noruego se ha negado a salir otra vez a su rescate (ya le ha inyectado 250 millones). La nueva reducción de la capacidad se ha traducido en un ERE para 1.600 trabajadores en Noruega y deja aún más en el aire el futuro de los 1.700 trabajadores españoles, que están en un ERTE.
"Norwegian depende de capital circulante adicional en para continuar operando durante el primer trimestre de 2021 y más allá", asegura la compañía, que ha cerrado septiembre con una liquidez de 319 millones de euros, en línea con la que tenía en diciembre y quema entre 30 y 40 millones de liquidez al mes. El capital circulante o capital de trabajo cubre los gastos corrientes de una empresa.
"Existe un riesgo significativo de que la empresa se declare insolvente y entre en quiebra si no puede llegar a un acuerdo con sus acreedores, accede a capital y recuperar operaciones normalizadas"
Para conseguir los fondos que necesita para sobrevivir, Norwegian ha puesto sobre la mesa la posibilidad de convertir más deuda en capital, reestructurar el pasivo, lograr más bonos perpetuos, vender más activos (aviones), emitir nuevas acciones... La compañía tiene una deuda de 4.550 millones de euros (48.523 millones de coronas) que ha reducido en unos 900 millones en lo que va de año gracias a que los acreedores se han convertido en accionistas, lo que implica que tiene difícil acudir a los bancos.
"Si bien la empresa cree que existen perspectivas razonables para resolver posibles incumplimientos y obtener el capital necesario, existe un riesgo significativo de que la empresa se declare insolvente y entre en quiebra si, entre otras cosas, la empresa no puede llegar a un acuerdo con sus acreedores, acceso a capital y recuperar operaciones normalizadas", asegura la compañía, que mantiene que su objetivo es volar con el 40-50% de su capacidad en verano de 2021, siempre que la vacuna llegue. Para ello necesita primero sobrevivir la invierno.