
Los bancos temen que la oleada de impagos comience en esta recta final de 2020 y continúe al menos todo 2021. Para ello han llevado a cabo provisiones extraordinarias con las que protegerse y cubrir los eventuales agujeros. Unicaja y BBVA, por ahora, son las entidades españolas que más dotaciones extraordinarias han llevado a cabo tras el estallido de la pandemia en relación a sus riesgos crediticios.
Según los datos de los nueve primeros meses del año, la hucha especial del sistema suma un total de 8.100 millones de euros, lo que supone casi la misma cantidad del dinero que venían reservando de manera ordinaria contra los impagos. De estos, 2.200 millones corresponden al importe efectuado por BBVA para toda su cartera de préstamos (en España y en otros países donde opera). Este colchón supone casi un 0,6% de sus riesgos crediticios, un porcentaje de esfuerzo similar al de Unicaja, que ha colocado 166 millones en una bolsa extraordinaria para insolvencias futuras.
Por contra, los bancos con un menor escudo son Abanca, con un 0,23% de sus préstamos, e Ibercaja y Liberbank, con una tasa del 0,28%. Aún así, hay que tener en cuenta también que el sector y los expertos apuntan a que los grupos con una mayor exposición a financiación al consumo y a las empresas serán los que tendrán las mayores necesidades de dotaciones. Por contra, aquellos en los que las hipotecas pesen más sobre el total de los créditos verán aliviadas sus cargas. Asimismo, es destacable también el volumen de préstamos concedidos a las compañías de sectores más castigados por el coronavirus.
En este escenario, Sabadell, BBVA, Santander y CaixaBank son los bancos que, a priori, sufrirán un deterioro más relevante y se verán obligados a redoblar el esfuerzo en provisiones. Unas provisiones que drenarán su cuenta de resultados y su rentabilidad.
La hucha que más fondos recoge es la del Santander, con cerca de unos 3.000 millones, pero la entidad cántabra es también la de mayor tamaño, muy superior al del resto de competidores. Con estas dotaciones puede hacer frente a una morosidad del 0,34% en toda su cartera crediticia.
Diferentes estrategias
La estrategia en provisiones del sector es dispar, aunque en prácticamente todos los casos los mayores volúmenes se hicieron en el primer trimestre del ejercicio, cuando estalló la crisis del Covid. Después las cantidades han mermado. En algunos casos de manera sustancial. Por ejemplo, CaixaBank apenas realizó en el tercer trimestre dotaciones extraordinarias, unos 11 millones, pero durante la primer mitad de 2020 había dispuesto a esta partida 1.150 millones. BBVA también redujo a unos 200 millones este colchón, que se sumaron a los 2.000 millones previos.
Los analistas esperan que las insolvencias alcancen el 12% a finales de 2021 o principios de 2022, unos augurios que las propias entidades ven exagerados y confían en que no lleguen al doble dígito. En la actualidad, la morosidad se ha mantenido controlada, por debajo del 5%, gracias a las moratorias concedidas a los clientes y a las carencias de pago en los préstamos ICO. Una carencia, que podría ampliarse próximamente.
La directora general del ICO, Rosario Casero, ha resaltado este jueves en el Congreso, que "no hay morosidad oculta" en las líneas otorgadas con avales públicos y que se está negociando con Bruselas flexibilizar las condiciones de estas ayudas.