El fin adelantado de la temporada de verano y las nuevas restricciones para limitar los contagios por coronavirus han golpeado de lleno a los resultados de Renfe, que ha cerrado su peor mes desde que en mayo se empezaron a suavizar las medidas de confinamiento. "En agosto todavía había cierta movilidad, pero en septiembre la compañía ya ha acusado los efectos de la segunda ola, que se ha agravado en octubre", explican fuentes del sector.
Así, el operador ferroviario ha perdido 52 millones de euros sólo en el mes de septiembre, lo que eleva hasta los 333 millones los números rojos acumulados en lo que va de ejercicio. La firma que preside Isaías Táboas ganó 69,1 millones en el mismo periodo de 2019. A nivel global, los ingresos han caído un 29%, hasta los 2.137 millones, mientras que los gastos apenas se han recortado un 19%, lo que ha llevado al grupo arrojar un ebitda de -31,6 millones de euros en los nueve primeros meses del año (+366 millones en 2019).

El déficit del pasado mes es un 80% mayor al registrado en el mes de agosto, cuando perdió 29,5 millones, y responde a un mayor deterioro de la división de Viajeros, que pese a que ha transportado a más pasajeros que en agosto ha visto como sus ingresos bajaban y sus gastos subían. Así, en el acumulado del año, la filial, que en los últimos años ha sido el motor económico del grupo, ha registrado un ebitda negativo de 16,7 millones (-5 millones entre enero y agosto) y unas pérdidas de 287,3 millones. Sólo en septiembre, los números rojos netos han alcanzado los 46,5 millones, un 63% más que en agosto y 15 millones más que julio, el mejor mes de la compañía por ingresos y pasajeros tras el fin del estado de alarma.
Detrás del deterioro de la división de Viajeros se encuentra el descenso de la demanda del AVE y el menor uso de los Cercanías, que siguen recibiendo íntegramente la aportación del Estado para compensar el servicio público. Según informan fuentes cercanas al grupo, Renfe activo entre un 40 y un 50% de la capacidad de la alta velocidad pero apenas tuvo una ocupación del 30% mientras que los Cercanías transportan a la mitad de viajeros que en el mismo mes de 2019 con casi el cien por cien de los trenes y las frecuencias operativas, lo que implica un mayor gasto y menores ingresos. En total, el operador ha transportado 197,4 millones de viajeros entre enero y septiembre, lo que implica una caída del 47,5%. De cara a octubre, noviembre y diciembre se espera un mayor deterioro por el auge de las restricciones y el cierre de algunas provincias vía estado de alarma.
Pese a que no existe limitación al transporte de mercancías, la crisis de demanda vinculada al cierre de la hostelería, la incertidumbre y el empobrecimiento de la población continúan lastrando la actividad de la filial de Mercancías del grupo. La división ha cerrado septiembre con unas pérdidas de 35,85 millones de euros, más del doble que en 2019, y un descenso de los ingresos del 20,91% a los 128 millones. Las toneladas netas transportadas han alcanzado las 10,45, lo que supone una caída del 21%. Pese a estos dato, Renfe señala que la tendencia del negocio ha sido positiva en septiembre respecto a agosto, algo que no se ha visto en Viajero, donde ha empeorado.