
Mediaset busca una salida para la fusión de sus negocios en España e Italia tras suspender la operación por "no poder llevarse a cabo tal y como estaba aprobada". Y es que, más de un año después de ser anunciada, la integración seguía paralizada España y Holanda por las ventajas que la estructura societaria otorgaba a la familia Berlusconi, principal accionista de las cadenas de televisión, que con un 35% del capital del futuro grupo MFE iba a tener su control efectivo.
Pese a abortar la operación, la dueña de Telecinco ha dejado claro que su plan sigue siendo crear una empresa paneuropea para competir con Netflix o HBO por lo que ha lanzado "un estudio para la creación de un plan alternativo para lograr los mismos objetivos". Una meta que obligará a la familia Berlusconi a sentarse a negociar con Vivendi, que, con un 28,8% del capital de Mediaset, abrió la batalla judicial contra la fusión al considerar que atentaba contra los derechos de los accionistas minoritarios.
"Vivendi busca un resultado positivo. Estamos listos para escribir un nuevo capítulo con Mediaset y construir una nueva y sostenible relación"
Mientras la cadena italiana se replantea su futuro en plena crisis del coronavirus (todavía no ha comunicado al juzgado el desestimiento), las partes buscan vías para poner fin al enfrentamiento, que se remonta a la compra fallida de Premium. De momento, Vivendi ha reiterado a los Berlusconi su intención de sentarse a negociar para buscar una salida y reconducir el enfrentamiento mientras que Mediaset asegura que está dispuesta a negociar, pero con condiciones.
"Vivendi busca un resultado positivo. Estamos listos para escribir un nuevo capítulo con Mediaset y construir una nueva y sostenible relación con todos los accionistas de la empresa", aseguró la compañía tras conocerse la última sentencia que confirma la suspensión cautelar de la fusión y critica duramente el sistema de acciones de lealtad encaminado a dar en dos años el control efectivo del grupo a Fininvest, la firma del ex primer ministro italiano. "No es el deseo de Vivendi impedir cualquier posible desarrollo del sistema televisivo europeo. El grupo quiere encontrar la manera de construir una relación sostenible con Mediaset", ha señalado la firma.
El divorcio, la única solución
Pese a las buenas intenciones, fuentes cercanas a la pugna explican que "la única solución pasa por un divorcio". Es decir, por la salida de Vivenvi del capital de Mediaset. Cuando la francesa presentó el primer recurso contra la fusión, la cadena italiana ya intentó comprar la participación de la francesa pero esta pidió 3,25 euros por acción frente a los 2,77 euros que se ofrecían.
Aunque se plantea que se podría llegar a un acuerdo para desbloquear el plan estratégico del grupo de Berlusconi, la mala relación entre los empresarios y la falta de confianza hace muy difícil que la opción llegue a buen puerto. Según explican fuentes cercanas al caso, existe el miedo a que Mediaset esté buscando una nueva vía para bloquear o diluir a los Bolloré, como lleva años intentando. "La fusión de los negocios en Holanda era el último paso para perjudicar a Vivendi como accionista. Los primeros estatutos tenían puntos que iban claramente en contra del segundo socio y aunque se han eliminado los más abusivos, el sistema de acciones de lealtad busca diluir al grupo", señalan fuentes del sector.
Septiembre se va a convertir en un mes clave para el futuro de la relación entre Vivendi y Mediaset puesto que está previsto que el tribunal de la UE se pronuncie sobre la cuestión prejudicial planteada por la Justicia italiana para saber si la ley que limita los ingresos que se pueden conseguir del sector audiovisual es compatible con el derecho europeo.
La CE y el abogado general ya han dicho que no pero si el TJUE lo confirma, se abre la puerta a que Vivendi recupere sus derechos de voto en Mediaset. Hay que recordar que la compañía solo puede votar con un 9,9% de las acciones.