
BBVA ha puesto en marcha un plan de reducción de costes tras la pandemia del coronavirus con el objetivo de mejorar la eficiencia y reflotar la cuenta de resultados, dañada por las provisiones y los deterioros significativos que ha realizado y tendrá que realizar por la recesión que se avecina. El banco, entre otras decisiones, está acelerando las bajas incentivadas de personal y la suspensión de contratos remunerados con el fin de aligerar las cargas en nuestro país.
La entidad ha empezado a ofrecer a sus trabajadores su salida y ha comenzado por los puestos de caja en las oficinas, una de las funciones que cada vez tienen menos importancia para el sector debido a la digitalización de las operaciones y al auge del asesoramiento de los clientes.
Fuentes de BBVA sostienen que estas bajas incentivadas se enmarcan en el plan general ya diseñado antes del Covid por el aumento de las transacciones a distancia y recuerdan que todos los ejercicios se producen este tipo de despidos, debido al ajuste en los puntos físicos de venta. Prevé cerrar 160 oficinas.
De los poco más de 30.000 empleados que tiene en España el grupo que preside Carlos Torres, el 10% tienen asignadas tareas de caja en las sucursales. Según CGT, este colectivo está integrado por 2.944 personas, de las cuales 1.500 cuentan con más de 55 años (que son a las que van destinadas principalmente la marcha incentivada).
Hay que tener en cuenta que desde mediados de 2019 las oficinas de BBVA no efectúan transacciones de efectivo, como la retirada de dinero de las cuentas, y que los clientes tienen que hacerlas en los cajeros automáticos.
Torres ha advertido ya de que la rentabilidad del grupo está amenaza por la situación económica que va a dejar el coronavirus y que se tendrán que revisar los objetivos presupuestados. Desde los reguladores se ha venido urgiendo en las últimas semanas al sector a que acelere los recortes de costes y explore fusiones.
51% de eficiencia operativa
BBVA, debido a la anticipación de provisiones y al ajuste del valor del negocio en EEUU, registró pérdidas históricas de 1.700 millones en el primer trimestre, pero descartó números rojos para el conjunto de 2020 a pesar de que tendrá que seguir realizando dotaciones para cubrir impagos crediticios. En España, la entidad perdió 141 millones, pero su eficiencia mejoró hasta el 51,6%, un nivel que está por encima de lo que reclaman los reguladores, del 45%.
El consenso de los analistas vaticina que el grupo ganará este año apenas unos 46 millones de euros, una cifra que supone un descenso del 98% con respecto a los resultados de 2019.
El presidente de BBVA descartó llevar a cabo un plan especial (ERE) a la plantilla, aunque en el mercado se empieza a descontar que el banco, como sus competidores, tendrán que aplicarlos una vez pasen los efectos más duros de la pandemia para rebajar la factura de los costes.