Empresas y finanzas

Las aerolíneas se preparan para volar bajo mínimos hasta el año que viene

  • Air Nostrum, Vueling y easyJet negocian Ertes por causas económicas ante la débil operativa
  • Aena prevé que los vuelos se reactiven en tres fases: primero domésticos, luego UE y después el resto
Aviones aparcados en el aeropuerto de Gran Canaria

Aeropuertos medio vacíos, controles de temperatura, test rápidos, aforos restringidos, rutas limitadas. El sector aéreo chino recupera poco a poco la actividad sujeto a severas normas de control sanitario y distancia social para evitar un repunte del coronavirus, una estrategia que se replicará en Europa cuando empiecen a levantar las restricciones a la movilidad y que retrasará aún más la reactivación del sector, que, en el mejor de los casos, prevé recuperar los niveles precoronavirus a finales de 2021, según A4E. En EEUU, por su parte, la Cowen espera que el tráfico internacional tarde entre cuatro y seis años en recuperarse.

España todavía se encuentra en la fase de contención de la pandemia pero ya está dibujando distintos escenarios de desescalada que han situado al turismo y el transporte aéreo y marítimo como uno de los últimos sectores en retomar la actividad (probablemente a final de año, aunque no hay nada definido). Ante la incertidumbre normativa y el esperado descenso de la demanda y la oferta, las aerolíneas ya se están preparando para operar bajo mínimos hasta el año que viene y adaptarse a las restricciones operativas que se impondrán en la siguiente fase.

"Ahora estamos en la fase de supervivencia, que no sabemos cuánto durará. La siguiente será la de desescalada, que incluirá medidas que restrinjan la operación, y por último entraremos en la fase de recuperación"

"Ahora estamos en la fase de supervivencia, que no sabemos cuánto durará. La siguiente será la de desescalada, que incluirá medidas que restrinjan la operación, y por último entraremos en la fase de recuperación", analizan fuentes del sector. En este sentido, Maurici Lucena, presidente de Aena, aseguró en una teleconferencia con los Reyes de España que prevén que, una vez se reduzca la pandemia, el tráfico aéreo se recupere en tres fases, comenzando con los vuelos domésticos, luego las rutas con países de la Unión Europea y posteriormente, las conexiones al resto de países.

Para hacer frente a la lenta recuperación que seguirá a emergencia sanitaria, las compañías aéreas españolas siguen trabajando en reforzar su liquidez y ya están negociando con sus trabajadores Ertes por razones productivas que puedan aplicar a largo plazo. Así, easyJet ya tiene un acuerdo cerrado, Air Nostrum lo tiene muy avanzado, Vueling lo está negociando y en Iberia se ha empezado a plantear. Norwegian también estaba negociando un ERTE por causas económicas con sus trabajadores de España que en principio se iba a extender hasta diciembre, pero con los últimos cambios no se sabe que va a pasar.

Buscan reincorporar al personal conforme se vaya recuperando la demanda y la actividad

Actualmente casi todo el sector está aplicando ajustes temporales de empleo por fuerza mayor para el grueso de las plantillas pero la duración de estos está vinculada a la vigencia del estado de alarma, lo que es insuficiente para el sector del transporte, que no volverá a volar libremente cuando este se levante. No en vano, países como Alemania ya están valorando prohibir las vacaciones fuera del país, lo que supondrá un duro golpe para el turismo en España.

La patronal ALA ha pedido formalmente al Gobierno que extienda más allá del estado de alarma la vigencia de los Erte por fuerza mayor, ya que van a sufrir durante muchos meses las restricciones y la crisis, y piden establecer mecanismos para que las compañías puedan ir reincorporando personal o reduciendo la intensidad de la suspensión conforme se vaya recuperando la demanda y la actividad.

El objetivo de las aerolíneas es que los Ertes por fuerza mayor se extiendan lo máximo posible ya que permiten deducirse el 65% de las cotizaciones sociales, algo que no se da en el resto de los supuestos, pero ante la falta de claridad por parte del Gobierno, las aerolíneas buscan tener listos y negociados los Ertes por causas productivas o económicas para activarlos cuando los de fuerza mayor concluyan.

Y es que, aunque la mayor parte de las aerolíneas trabajan con la idea de volver a volar en junio, lo cierto es que ya están dibujando escenarios que retrasan la fin de año la vuelta a una normalidad relativa. En este punto, tanto easyJet como Ryanair ya han asegurado que no saben cuando podrán volver a operar y acusan la elevada incertidumbre. "Es muy difícil saber cómo y cuándo se va a salir de esta situación, por lo que hay que estar preparado para todos los escenarios", explica Javier Gándara, presidente de ALA.

Miedo y limitaciones

Y es que, en el escenario postcoronavirus hay dos elementos que marcarán la supervivencia del sector aéreo: el miedo y la regulación. En el caso de las normas para operar, el sector asume una primera etapa marcada por la limitación de destinos, la restricción del turismo y los viajes de negocio por el teletrabajo y la distancia social. Así ya trabajan con la idea de tener que dejar el asiento de en medio sin vender e instaurar protocolos de control sanitario. Llevar los aviones con un 66% de ocupación es prácticamente insostenible para el sector en el medio plazo, lo que podría llevar a muchas aerolíneas a quebrar. En este sentido, algunas empresas ya están empezando a plantear poner mamparas de cristal entre los pasajeros para limitar contagios.

Los controles sanitarios en los aeropuertos y las distancias de seguridad marcarán los viajes

También se espera que muchos destinos se mantengas cerrados a los vuelos internacionales durante más tiempo, como Brasil, donde apenas se están tomando medidas para frenar la pandemia, o EEUU, donde Trump prevé extender la prohibición de entrar en el país a los inmigrantes y no solo a los pasajeros que hayan estado en Europa.

En cuanto a la capacidad, se espera que el miedo y la crisis económica reduzca la demanda y que las aerolíneas sean sustancialmente más pequeñas que cuando empezó la emergencia sanitaria ya que están reduciendo el tamaño de sus flotas y retrasando y cancelando pedidos de aviones. Así, las compañías empezarán poco a poco a poner en marcha sus rutas pero con menos frecuencias viendo una primera recuperación en los aeropuertos más grandes y el mercado doméstico mientras que los vuelos intercontinentales serán los más castigados.

De todas formas, para llegar a esta segunda etapa de desescalada y poder superarla sin quebrar, las compañías aéreas todavía tienen que afrontar el reto de sobrevivir al parón de la actividad y lo cierto es que están teniendo problemas para conseguir el respaldo económico del Gobierno, que no se ha pronunciado sobre la posibilidad de habilitar una línea de liquidez específica para las aerolíneas, elevar los avales del Estado o de reducir la presión sobre sus gastos fijos. La falta de respaldo por parte de los ejecutivos para conseguir liquidez ya está poniendo contra las cuerdas a compañías como Virgin Australia.

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