
Gerardo Cuerva lanza varios mensajes claros. En la gestión de la crisis económica, que las medidas han sido insuficientes y han generado incertidumbre y muchas se han tomado de espaldas al mundo empresarial. En el ámbito político, a pesar de mostrar lealtad institucional, dice sin tapujos que los ministros de Podemos creen que para salir de esta crisis "no hace falta la empresa". Algo que duele profundamente al colectivo que defiende.
¿Cómo valora las medidas económicas adoptadas por el Gobierno?
El resumen es que están sembrando mucha incertidumbre. Hay normas, órdenes, decretos-ley, aclaraciones, cambio de normas, normas a última hora… Además, se traduce en un montón de normas insuficientes si queremos que la pyme permanezca y no cierre.
¿Qué falta por aprobar?
Hay una máxima: hemos cerrado la actividad y nuestras obligaciones siguen inalterables. La principal medida que pedimos fue relajar las obligaciones de pago. Se han aprobado básicamente tres medidas: los Ertes, las líneas ICO de endeudamiento, que aplaudimos, pero cuya implementación está siendo muy complicada, y el aplazamiento de impuestos. De esto último, la única norma ha sido aplazar seis meses deudas hasta 30.000 euros, con tres meses de carencia; pero eso ya estaba en la norma. Es cierto que dan tres meses sin pago de intereses, pero que ahorro supone, ¿270 euros, 90 euros al mes? Dónde está el ahorro.
¿Sobre impuestos, qué considera que debería aprobar el Gobierno?
Necesitamos un aplazamiento real de 3, 4 o 5 meses, según el confinamiento, para que podamos gestionar esos impuestos y saber hasta donde debemos endeudarnos.
En los Ertes, se está negociando su renovación. ¿En qué punto está?
No entiendo cómo nace una medida, que se adultera con varias situaciones, que se le pone fecha de caducidad al levantamiento del estado de alarma. Es kafkiano. El estado de alarma se levanta por real decreto, pero la actividad económica no.
¿El Gobierno está de acuerdo con la continuidad?
Parece que están entrando un poco en razones. Pero me parece lamentable haber puesto esta medida para tener que cambiarla. Estamos dentro de una incertidumbre. ¿Por qué se ha puesto esa medida? Porque se protege al trabajador y el empleo a futuro, protegiendo a la empresa.
¿El nivel de interlocución del Gobierno está siendo el adecuado?
Negociar en el diálogo social no es informar, y hay gente que se cree que es informar de las medidas que se han adoptado. Desgraciadamente, tengo que decir que no, que en estas últimas semanas, se han saltado el diálogo social.
¿Qué opinan los empresarios de la gestión de la crisis económica?
No la entienden. El pequeño empresario está sumido en esta catarsis de medidas que no entienden; en la incertidumbre. Pero le voy a contar lo más importante: el pequeño empresario cree que hay parte del Gobierno que considera que no necesita a la empresa para salir de esta situación. Eso es lo más duro, lo peor que te puede pasar.
Que el Gobierno esté en coalición, ¿puede dificultar su efectividad?
Yo me remito a lo que conozco e informan los medios de comunicación de que parece que pudiera haber dos gobiernos dentro del Gobierno. Puede ser que, como le decía, en el Gobierno haya gente que piense que la empresa es necesaria y otra gente que piense que no lo es y eso pueda estar provocando algún conflicto. Yo no lo sé, pero la empresa es parte de la solución y hay gente en el Gobierno que no lo entiende así.
¿Habla de ministros de Podemos?
Pues sí. Hay una parte del Gobierno que no expresa el sentimiento por la necesidad de la empresa en esta salida. Y sí, así lo digo.
Siendo de Podemos la ministra de Trabajo, ¿debe ser difícil negociar?
En nuestro ADN está la lealtad y la negociación hasta el último extremo. Y hemos tenido episodios con este Gobierno en los que no se ha contado con el mundo empresarial, incluso me atrevería a decir, que ni con el sindical, para tomar decisiones. Espero que esto cambie.
Sobre los pactos futuros. ¿Cree que serán posibles o hay cerrazón?
Cualquier actuación para pactar debería ser sincera por parte de todos los actores. No es cuestión de política ni de réditos políticos, sino de que cada uno aporte lo mejor, para encontrar la mejor solución. Y creo que esos pactos deberían tener en cuenta a la empresa, a fortalecer el sistema económico para ganar prosperidad para la sociedad. No entendería cualquier pacto que cambiase el actual modelo económico.
¿Tiene ese temor?
A las pruebas me remito. Son demasiadas las acciones que están pudiendo hacer atisbar que haya detrás otra intención. Sería ruin, en este estado en el que la gente lo está pasando mal, aprovechar para hacer cambios de calado en el modelo económico. Me parecería muy ruin; no lo creo.
¿Deben participar los empresarios en la elaboración de ese acuerdo?
Los distintos Gobiernos en España han escuchado el diálogo social para tomar sus determinaciones en todo lo relativo a la relación entre trabajador y empresa. No entendería que no se tuviese en cuenta esta vez la opinión del mundo empresarial.