
Parece un poco banal hablar de los mercados y su evolución cuando estamos pasando por esta emergencia sanitaria sin precedentes. Sin embargo, no podemos olvidar la responsabilidad que tenemos los que trabajamos en la gestión de inversiones sobre los ahorros de nuestros clientes, porque constituyen el soporte de tranquilidad para su futuro.
En este entorno de elevada volatilidad, en la que nos ha sumergido el coronavirus, hay que poner en valor dos aspectos para los cuales esta crisis financiera va a suponer una prueba de fuego.
En primer lugar, la importancia que toma en estos momentos el asesoramiento. Las grandes redes de distribución de productos y servicios de inversión han realizado un enorme esfuerzo de formación, no solamente por Mifid II -que es verdad que lo ha potenciado–, sino también por la implicación de las entidades para poner al alcance de todas las personas involucradas en los servicios de asesoramiento y gestión las herramientas necesarias para ejercer su trabajo con la mayor profesionalidad y transparencia. Estamos hablando de los test para establecer los niveles de riesgos asumibles por cada cliente, los simuladores, los comparadores...
Los servicios de gestión discrecional de carteras representan más del 21% de los fondos de inversión gestionados en España
Ahora es el momento de comprobar si todas estas herramientas han cumplido con su función y realmente el cliente está bien perfilado y ha adoptado la estrategia de inversión correcta. En este caso, debería asumir la prueba actual respetando la finalidad de sus inversiones y su horizonte temporal, incluso en estos momentos de volatilidad extrema, que todos suponemos coyunturales y no estructurales.
En segundo lugar, no podemos dejar de referirnos, dentro de estas nuevas tendencias de mercado en el ámbito de la prestación de servicios a nuestros clientes, al auge que ha cobrado en estos últimos años la comercialización de servicios de gestión discrecional de carteras, que actualmente representan más del 21% de los fondos de inversión gestionados en España. Quiero pensar que, en estos momentos de dudas por parte de los clientes y de posible pánico colectivo antes las vertiginosas caídas de los índices bursátiles, la gestión de carteras se presente como un servicio efectivo y valorado por los clientes que han delegado las decisiones de inversión en los profesionales de su entidad, apartándose de decisiones irracionales, y dejando a los gestores tomar las medidas oportunas para gestionar su patrimonio.
Una red con una alta formación e información sobre la evolución de los mercados, unido a las herramientas de asesoramiento implantadas, son las dos mejores armas de las que disponemos para salvar con éxito esta prueba de fuego a la que nos retan actualmente los mercados.