
El proceso de transición energética está pasando una severa factura a las cuentas de las empresas eléctricas, por la pérdida del valor contable de los activos más contaminantes.
La rentabilidad en España de las cinco grandes eléctricas -EDP, Endesa, Iberdrola, Naturgy y Viesgo/Repsol- se hundió un 87% en los últimos tres años, desde el 5,6% registrado en 2016 hasta el 0,7% de 2018, último ejercicio cerrado, por culpa de la depreciación de 4.530 millones que se anotó la compañía presidida por Francisco Reynés. El pasado 2019 no será mejor, porque Endesa se apuntó un deterioro de 1.300 millones y Repsol de 4.800 millones.
"Las empresas registraron en 2018 un resultado neto global de 3.135 millones, pero de sólo 53 millones en España, por las correcciones de activos, como consecuencia de la transición energética", explicó Oliverio Álvarez Alonso, socio de Deloitte, durante la presentación del informe Situación económico-financiera de las principales empresas del sector eléctrico en España 2016-2018, patrocinado por la Fundación Naturgy.
El documento analiza la situación económico-financiera de las actividades eléctricas en España -generación y comercialización, de forma agregada, y distribución- de las cinco grandes firmas integradas del sector. Sus análisis se basan en la información pública disponible, procedente de las cuentas anuales auditadas y otras fuentes. Unesa, la antigua patronal de las cinco empresas, publicaba un documento similar anualmente, pero su heredera, Aeléc, ha dejado de elaborarlo.
Álvarez señalaba que el deterioro de activos energéticos también se produce en otros países, como Alemania, y en otros sectores económicos -"el Banco Central Europeo y los reguladores bancarios están advirtiendo de que aproximadamente el 50% de los activos de los balances de los bancos están afectados por el riesgo del cambio climático"-, considerando, por lo tanto, que no es algo extraordinario, aunque insistió en condicionaba el análisis del período.
Áreas más dañadas
En cualquier caso, las áreas de negocio más dañadas por el proceso de descarbonización son la generación y la comercialización, cuya rentabilidad sobre activos (ROA) cambia de signo y pasa del 4,2% en 2016 a -4,8% en 2018; la regulada distribución, por su parte, sube del 7,8% al 8,3%. Atendiendo a la rentabilidad para el accionista (ROE), generación y comercialización sufren la misma suerte y descienden desde el 4,4% hasta -7,7%, mientras que distribución crece de 8,2% a 8,7%.
El informe advierte de que estos indicadores de rentabilidad económica y rentabilidad financiera no son equiparables a otras métricas contables, como la tasa interna de retorno (TIR) o el coste medio ponderado de capital (WACC en inglés), aplicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) para calcular la retribución de las actividades reguladas.
Contraste con la CNMC
No obstante, el documento califica de "interesante" comparar ese 0,5% de ROA medio de la generación y la comercialización entre 2016 y 2018 de las cinco grandes empresas del sector con las rentabilidades planteadas por el Regulador para la distribución y la generación en las islas entre los años 2020 y 2025, del 5,5% antes de impuestos, o para las renovables, la cogeneración y los residuos durante los próximos 12 ejercicios, del 7,4%.