Empresas y finanzas

Cuidado con las cenas de empresa: cómo sobrevivir a los eventos navideños empresariales

  • Puede ser una gran oportunidad para fortalecer los lazos internos...
  • ...pero no está exenta de riesgos
  • Los eventos sobrecargados son contraproducentes para la motivación
Autor: Getty.

El fantasma de las navidades pasadas es ese inquietante espíritu que en Un cuento de Navidad se le aparece al protagonista, Ebenezer Scrooge, para recordarle pasajes poco edificantes de su vida que habían tenido lugar en las fechas próximas a la Navidad. Si en lugar de en el siglo XIX, Charles Dickens hubiera vivido hoy, es probable que algunas de esas escenas de su novela las hubiese situado en una hipotética cena de empresa navideña.

Convertido en un clásico desde hace años, esta actividad que mezcla ocio y trabajo es empleada por las empresas para hacer piña y fomentar sentimiento de orgullo y pertenencia en la plantilla. "El evento de Navidad es el principal encuentro de comunicación interna del año y la mejor ocasión para transmitir a los profesionales de la compañía nuestro agradecimiento por su trabajo y compromiso. El objetivo es estrechar lazos entre el equipo y fomentar valores como la cercanía y la confianza", resume Victoria Capella, directora de Recursos Humanos de Grupo Piñero.

"La cena de Navidad es el principal encuentro de comunicación interna del año"

Otra de las ventajas de este tipo de reuniones es que, al celebrarse en un ambiente más informal y distendido, reduce las barreras que la jerarquía, los departamentos o las propias rutinas de trabajo marcan. "A muchos empleados les intimida estar cerca de un directivo, y ya no digamos hablar con él. Por eso es importante que los altos ejecutivos hagan un esfuerzo por no quedarse apartados hablando en corrillo entre ellos, sino que se relacionen con los empleados y participen también en las actividades lúdicas. De este modo dejarán de ser percibidos como seres de otro planeta", recalca Erika Martín, influencer del mundo del secretariado de dirección. Para los mandos la cena es, además, una inmejorable fuente de información. "Pueden conocer de primera mano las inquietudes de los trabajadores o el impacto que tuvo alguna medida que se implementó a lo largo del año", añade esta experta.

Para Manuel Alejandre, director de Recursos Humanos de Procter&Gamble (P&G) España y Portugal, una de las claves del éxito es que todas y cada una de las personas que forman parte de la compañía se sientan incluidas, independientemente de su edad, religión, tradiciones o costumbres alimenticias. "Lo importante es crear equipo y generar una experiencia que permita a los profesionales compartir la celebración no solo de lo conseguido durante el año, sino también de los retos que están por venir", comenta.

En esa línea integradora, Erika Martín desaconseja crear categorías, excluyendo de la cena a los colaboradores que no son 'de plantilla'. "¿Quién se acuerda de la señora de la limpieza o las recepcionistas contratadas por ETT y los implant? Invitarles es un gesto muy valorado por todos los empleados y que mejora la marca empleadora de la compañía. Con ello se reconoce el aporte profesional de estos trabajadores al negocio y se evita la injusticia de invitar a una nueva incorporación y no a otra persona, que a lo mejor lleva meses en la empresa, por el hecho de tener otro tipo de contrato".

¿Voluntario... a la fuerza?

Sobre el papel, la asistencia a la cena es voluntaria, pero en muchas empresas flota en el aire la casi certeza de que esos presidentes y directores generales que reciben personalmente a los invitados a la entrada lo que están haciendo en realidad es pasar lista. "Acudir a la cena de empresa no debería ser obligatorio, ni tampoco participar en las actividades que se hayan programado. Hay personas que tienen tanto pánico a cantar en el karaoke como a hablar en público en una reunión. La idea es pasarlo bien y no hacer sufrir a la gente o temer a las represalias por no haber asistido", señala Martín.

"Un evento que no transmita los valores de la compañía y en el que la comunicación sea unidireccional será un evento vacío"

El momento discurso del CEO es otro clásico dentro de este tipo de eventos. Eso sí, Manuel Alejandre recuerda que la cena de Navidad es un momento para compartir. "Y compartir significa escucha, involucración y motivación". Por esa razón, advierte, "un evento que no transmita los valores de la compañía y en el que la comunicación sea unidireccional será un evento vacío".

Precisamente, alerta Manuel Ángel Romero, especialista en gestión de talento, uno de los mayores peligros de este tipo de celebraciones es que sean percibidas como contrarias a los valores de los que presume la empresa, o que no sean acordes con su situación social o económica. "Si, por ejemplo, la organización está atravesando un periodo de austeridad en su política salarial, no sería adecuado celebrar un evento a todo lujo, ya que esto tendría un efecto muy desmotivador en los trabajadores".

Cuidado con los excesos

Alcohol y trabajo suele ser una mala combinación, y pocos escenarios hay más propicios para poner a prueba esta norma que la cena de empresa. Los comportamientos fuera de tono no son inhabituales en estas ocasiones: tirada de tejos a colegas, recriminaciones con lengua de trapo a jefes, bailes sospechosamente felices... Cuando se produce alguno de estos excesos, poco importa si la cena servida ha sido de estrella Michelin; lo que los presentes recordarán durante el resto del año será al compañero al que se le fue la mano con las copas. "Lo ideal es mantener una actitud acorde al evento, disfrutando de la celebración pero manteniendo la compostura. No podemos olvidar nunca que estamos en un entorno laboral, por lo que es muy fácil que asocien una mala acción a nuestra marca profesional en caso de producirse", avisa Manuel Ángel Romero.

Aunque no hace falta ponerse piripi para pifiarla. "Interrumpir en una conversación confidencial, cotillear, difundir rumores sobre la empresa o los empleados, y hacer fotos compañeros alcoholizados y compartirlas en WhatsApp sin conocimiento ni autorización" son, en opinión de Erika Martín, otras de las líneas rojas que no deben franquearse esa noche.

Cenas innovadoras

¿Y qué papel juega la comida? Alejandro del Pozo es socio director del restaurante madrileño By the Way, un establecimiento que solo en el periodo comprendido entre el 9 y el 20 de diciembre va a dar alrededor de 60 cenas y comidas de empresa. "Tiene que haber un equilibrio entre cantidad y calidad", afirma. En cuanto a los formatos, sigue vigente la opción institucional, pero también cada vez más empleados se desmarcan "con una segunda comida o cena de departamento, más reducida y costeada por ellos mismos", dice.

"Cada año hay que tratar de alejarse de las típicas reuniones y buscar alternativas"

Que la gente no salga del evento con la sensación de haber vivido "lo mismo de siempre" es una de las grandes preocupaciones de las empresas. "Cada año hay que tratar de alejarse de las típicas reuniones y buscar alternativas", subraya la directora de recursos Humanos de Grupo Piñeiro, empresa que este año enmarca su encuentro en un mercadillo navideño solidario. Y es que la innovación también está presente en las cenas de empresa. Photocall a la llegada, cenas temáticas, juegos, sorteos, conciertos, espectáculos de magia... "La tendencia es organizar un evento divertido que combine la comida con actividades lúdicas en las que todos participen", sintetiza Erika Martín.

Otra fórmula en auge es la de sustituir la comida sentada 'tipo boda' por un formato cóctel. De este modo, las personas pueden moverse libremente por el espacio y hablar con todo el mundo. Una alternativa que, apunta Alejandro del Pozo, también sirve para calibrar sutilmente el clima que reina en la organización. "Algunos se ven obligados a acudir y eso lo ves con más claridad en los cócteles, porque es más fácil escaparse discretamente. Si llegan 60 comensales y una hora después solo queda la mitad, es un indicador claro de que en esa empresa el ambiente de trabajo no es tan bueno como debería ser".

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