Empresas y finanzas

Euskaltel pretende 'tirar los precios' para iniciar la conquista de España

  • La actual situación impide a la 'teleco' vasca inquietar a sus rivales
  • Zegona aleja la compañía del núcleo de las instituciones vascas
  • La compañía, exigida a negociar un buen acuerdo de red fija y móvil
Foto: Archivo

Euskaltel podrá pasar por el ojo de una aguja y conquistar el mercado español de telecomunicaciones sólo si dispone de precios agresivos para ganar clientes lejos de Euskadi. No le queda otra. Sus rivales observan con escasa inquietud la irrupción de un nuevo competidor, todos ellos expectantes ante la lejana posibilidad de que el grupo controlado por Zegona pueda ganarse un hueco a golpe de tarifas. Tal y como está la situación, no parece que Euskaltel vaya a agitar el avispero de las rebajas indiscriminadas.

El sector patrio de las telecomunicaciones conoce la habilidad de José Miguel García, consejero delegado de Euskaltel, para abrirse hueco en entornos complicados. Ya lo hizo en Jazztel, compañía que encontró hecha unas trizas y que logró encumbrarla hasta cerrar la venta a Orange por 3.400 millones de euros de hace ahora cinco años. García ya demostró sus dotes de estratega al acomodar las fortalezas y debilidades de su empresa para obtener el mejor resultado posible. Salvando las distancias, ahora podría repetir aquella vieja historia de éxito, aunque las circunstancias actuales son muy distintas a las de un lustro atrás.

La creciente oferta de paquetes de servicios de las operadoras dejan a Euskaltel con pocas opciones

Por lo pronto, Euskaltel (ya sea con la marca Virgin o sin ella), necesita cerrar un acuerdo mayorista de redes especialmente favorable. Sería oxígeno para sobrevivir. Fuera de su territorio, la teleco carece de redes propias de móviles y de fija, lo que le obliga a depender de terceros, es decir, le condiciona a pasar por la taquilla de alguno de sus rivales. Sobre ese pilar se cimentaría cualquier posibilidad de éxito.

La batalla se presume titánica, pero no imposible. Para que Euskaltel logre parecerse lejanamente a MásMóvil necesitaría que media docena de planetas lograran alinearse. Las trayectorias de los dos operadores no pueden ser más opuestas. Mientras el cuarto operador disfruta de las mieles del Ibex, en máximos históricos, el quinto operador del mercado se aferra a un clavo ardiendo, siempre presionado por una firma de capital riesgo escasamente dotado de paciencia. Ni mucho menos.

Difícil escenario competitivo

Pero hay más problemas para que Euskaltel, alejada de sus dominios, pueda convertirse en una alternativa en el mercado. La convergencia de los servicios (fijo, móvil, banda ancha, televisión de pago) ha echado raíces y las grandes telecos ya disponen de sólidos resortes para convencer a los clientes dubitativos a golpe de rebajas personalizadas prácticamente imbatibles. En 2014, la fibra solo estaba en los cereales y no en el subsuelo ni fachadas. Además, Telefónica, Orange y Vodafone han escarmentado en los últimos años para que la atención al cliente dejara de ser su talón de Aquiles.

Para mayores males, la deuda de Euskaltel de 1.526 millones ejerce de grillete para un accionista con cara de susto y con escaso músculo para pelear es una batalla comercial con los tres de los mayores operadores de Europa, y sin olvidarse de la revelación amarilla (MásMóvil).

Las compañías de referencia coinciden en que la destrucción de valor es lo peor que puede suceder a un sector abocado a invertir en 5G y desplegarlo sin dejar territorios en sombra. La situación interna de Euskaltel, con la salida de su presidente Alberto García Erauzkin, tampoco ayuda a construir. El Gobierno vasco tiene claro que la 'teleco' debe mantener el arraigo vasco de forma prioritaria. Y ese empeño lo defendía el presidente saliente. Cada vez más orillado entre los ejecutivos de Zegona, García Erauzkin representaba el proyecto inicial 'Made in Euskadi' de Euskaltel. Ahora, una vez que los centros de decisión se mudan del Parque Tecnológico de Zamudio (Vizcaya), la permanencia de la sede en el País Vasco podría quedar en entredicho. También tiene fecha de caducidad el compromiso de Zegona con la 'teleco': en cuanto alguien ponga dinero sobre la mesa que le permita recuperar el dinero invertido en la vasca.

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