Repsol es la petrolera que más recursos destina a las energías renovables y al proceso de transición energética en proporción a su inversión total, según destacan análisis recientes de firmas como Goldman Sachs, Wood Mackenzie o Redburn. Para crecer en tecnologías verdes está destinando un 17% de sus desembolsos de capital, que se elevan hasta el 51% al considerar todas las actuaciones que reducen las emisiones de carbono.
Josu Jon Imaz, consejero delegado de Repsol, destacaba la semana pasada, durante el IV Foro Anual de Energía de elEconomista, que la empresa se está transformando para ser "absolutamente compatible con los objetivos de París", en alusión al compromiso global alcanzado en 2015 en la capital de Francia para reducir las emisiones de CO2 y evitar que la temperatura del planeta suba más de 2 grados centígrados.
Imaz puso como ejemplo de la transformación que Goldman Sachs identifica a Repsol como la petrolera que más invierte en descarbonización en relación a su inversión total.
Efectivamente. El banco de inversión norteamericano, en un informe titulado Big Oils and Utilities' diverging strategies for energy convergence, señala que Repsol va a destinar el 51% de sus desembolsos de capital entre 2019 y 2021 a actuaciones relacionadas con la descarbonización -desde renovables a eficiencia, pasando por el vehículo eléctrico o el almacenamiento de energía-, más que cualquiera de las demás petroleras analizadas.
Plan de 2.500 millones
Goldman recoge el Plan de Repsol de invertir 2.500 millones de euros en gas y renovables de 2018 a 2020 para alcanzar una potencia eléctrica de 4,5 GW y augura que dedicará a las fuentes limpias el 4,6% de su inversión total anual hasta el año 2030.

Repsol ya ha alcanzado el 90% de ese objetivo de potencia baja en carbono con la adquisición de activos a Viesgo acometida el año pasado (2.300 MW), a la que se ha de sumar la reciente compra de varios proyectos eólicos y solares con más de 1.000 MW y otras plantas -cogeneraciones- que ya tenía.
Además, la firma presidida por Antonio Brufau está ampliando su capacidad de producción de biocarburantes, cuenta con la mayor red de puntos de recarga de vehículos eléctricos de España, ha lanzado el primer bono verde del mundo del sector del petróleo y el & gas, apoya a varias start up de nuevas tecnologías energéticas... La empresa tiene como objetivo a largo plazo reducir su intensidad de carbono un 40% hasta 2040.
Un "hecho diferencial"
Wood Mackenzie también ha reconocido recientemente, en un informe específico sobre Repsol, que su apuesta por las renovables "es única para una empresa de su tamaño" y que "el gasto en relación con su presupuesto general es mayor que el de cualquier otra petrolera".
La consultora apunta que los referidos 2.500 millones representan el 17% de todas sus inversiones y reconoce que el afán de la compañía de ser un suministrador de energía baja en carbono le diferencia de sus homólogos.
Wood considera que la apuesta de Repsol, centrada en España, "tiene sentido estratégico", por la estructura de nuestro mercado eléctrico -con elevados precios por la falta de interconexión y el peso del gas-, por el apoyo del Gobierno a las energías verdes, y por las condiciones del país para las renovables, tanto por recursos eólicos y solares como por los bajos costes de instalación; sólo tendrá problemas para conseguir, como pretende, rentabilidades mayores al 10%, y pronto debería expandir estos negocios por Latinoamérica y Europa.
Perdidas en la transición
Redburn, en el informe Oil Majors, lost in traslation, publicado la semana pasada, también señala a Repsol como la petrolera con mayor inversión en renovables: su 17% descuella sobre el 10% de media de sus homólogas europeas, las únicas de un sector global que vive de espaldas a las energías limpias: sólo suma el 0,2% de los 6.500 GW conectados.
Redburn apunta que las petroleras tienen tres buenas razones principales para no invertir aún en las energías limpias: los retornos de las inversiones en viento y sol oscilan del 6% al 9%, frente al 20% del petróleo convencional; las empresas deben cubrir la demanda, e invertir en alternativas no implica que se genere demanda para esas alternativas; y aún no está claro qué tecnologías se impondrán.
Pero Redburn también considera que cuanto más tarden las petroleras en abordar la descarbonización más aumentará su perfil de riesgo y más subirán sus costes de capital -como ya sucede con el carbón- por las medidas que adoptarán los Gobiernos para forzar la transición energética. Y recuerda que, por tamaño y sinergias, las petroleras pueden obtener más rentabilidad de la transición que otros actores.
Sobre el volumen de inversiones en petróleo y gas que se pueden quedar sin amortizar por el calentamiento global -los llamados activos varados, stranded assets en inglés- también ha publicado un reciente informe Carbon Tracker, en el que señala que las compañías han añadido inversiones por 45.000 millones en los últimos tiempos.
No por casualidad, Carbon Tracker sitúa a Repsol entre las empresas petroleras con menos activos en situación de riesgo por la necesidad de frenar el calentamiento global.