
Ryanair se enfrenta a una oleada de huelgas en Europa que trata de boicotear para minimizar el impacto en su operativa en pleno verano.
A diferencia del año pasado, la compañía no ha anunciado todavía la cancelación de vuelos por las protestas previstas para esta semana en Reino Unido e Irlanda pero sí que ha empezado a reorganizar las programaciones de los pilotos de otras bases para que operen las rutas desde las islas británicas para evitar retrasos o cancelaciones por la huelga que se celebrará entre el 22 y el 23 de agosto.
Por ejemplo, varios pilotos de bases españolas han sido programados para volar esos días desde Liverpool, Stansted o Cork con destino otros países de Europa que no son España. Una maniobra que la compañía ya llevó a cabo el año pasado cuando envió a tripulantes de cabina (TCP) españoles a Portugal a realizar los vuelos de las bases del país coincidiendo con la huelga convocada por los sindicatos. Maniobra que ya fue denunciada por los representantes de los trabajadores y que les llevó a convocar paros conjuntos el verano pasado.
El cambio en las programaciones ha llevado al Sepla a enviar un comunicado a sus asociados para recomendarles cómo actuar ante la intención de la empresa de que cubran los puestos de sus compañeros en huelga. En esta línea, el sindicato de pilotos de Reino Unido, Balpa, ha denunciado que Ryanair va a llevar a los juzgados la movilziación para evitar que tenga lugar. "En lugar de buscar resolver la huelga en la mesa de negociación Ryanair decidió buscar una orden judicial del Tribunal Superior para detener la huelga por un tecnicismo", asegura Balpa.
Despidos y cierre de bases
Paralelamente a la reorganización de las tripulaciones, la compañía de bajo coste reaccionó a las primeras amenazas de huelga con el anuncio de despidos y el cierre de bases. De momento, la firma sólo ha dado a conocer los cierres de las bases de los países más conflictivos. Así, tiene previsto sacar sus aviones de Tenerife Sur, Las Palmas, Faro, Leeds, East Midlands y Belfast. En este punto hay que recordar que la compañía tiene huelgas convocadas en España, Portugal, Irlanda y Reino Unido.
Un conflicto que tiene su origen en los problemas para llegar a acuerdos laborales con la compañía, negociar convenios colectivos y lograr mejoras, como cambios en las estructuras salariales. Así, en medio de los problemas para sentarse a negociar, Michael O'Leary, presidente de la low cost, anunció el despido de 500 pilotos y 400 TCP por los retrasos de la llegada de los 737 MAX de Boeing, en tierra desde marzo, mientras que busca pilotos para la filial Laudamotion.
A su vez, la semana pasada, la compañía envió una carta a los TCP de España asegurando que los sindicatos eran los únicos culpables de que no se hubiera formado la mesa de negociación acusándoles de no querer firmar el acuerdo de reconocimiento sindical y de la ley laboral española. Según, aseguran, la negativa a firmarlo es lo que retrasa que empiecen las negociaciones. En este punto, señalan que otros sindicatos como Sepla o los italianos y alemanes si lo han hecho.