
La agroalimentación fue el pasado año el sector económico que más aportó a la balanza comercial, con un saldo positivo de 17.336 millones, más del doble que el segundo en el 'ranking', el automóvil. No solo eso, por muy poco se quedó a las puertas de liderar las exportaciones tras crecer un 5,5%.
En un contexto especialmente complicado por las restricciones impuestas durante el confinamiento, el sector agroalimentario ha cubierto de manera ejemplar las necesidades del mercado interno y ha sido capaz de mantener su impulso exportador, imparable desde hace más de una década. Desde que en 2017, arrebató al automóvil la medalla de plata en volumen de ventas totales al exterior, la agroalimentación no sólo ha mantenido con holgura esta posición, sino que la ha ido afianzando y el pasado ejercicio acarició el liderato.
Un década de crecimiento
Las exportaciones agroalimentarias alcanzaron el pasado ejercicio un volumen de 51.304 millones, un 5,5% más que en el año precedente, con lo que encadena más de una década de crecimientos. A excepción de Otras mercancías, fue el único gran sector que creció en el exterior y se situó a apenas 300 millones de euros del que ha sido medalla de oro durante las últimas décadas, los bienes de equipo, que registraron unas ventas de 51.641 millones, según los datos del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. La agroalimentación se lanzan a la caza de los fondos europeos
Como consecuencia de esto, la potencia exportadora de la agroalimentación de nuestro país ha tenido un efecto claramente beneficioso para nuestra balanza comercial, al convertirse de manera indiscutible en el sector que ha tenido un efecto más positivo. Los sectores más beneficiados y perjudicados tras un año de coronavirus
El saldo comercial de la agroalimentación, tras reducir un 4,8% sus importaciones, se elevó a 17.336 millones de euros con un crecimiento de casi un 40%, lo que la ha llevado a convertirse, un ejercicio más, en el que más ha aportado a una balanza comercial. El único otro sector en positivo fue el sector del automóvil, aunque a mucha distancia (8.119 millones de euros).
No es oro todo lo que reluce
Luis Fernández Sierra, gerente de la Asociación de Organizaciones de Productores de Frutas y Hortalizas de Almería (Coexphal), valora de forma muy positiva las cifras, pero matiza. "Es verdad que hemos tenido mayores exportaciones e ingresos, pero los costes han crecido en la misma proporción por lo que la baja rentabilidad crece de forma alarmante para el agricultor, con márgenes a la baja", explica.
Fernández Sierra apunta ahí directamente a la última subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI), que ha supuesto que la mano de obra creciera en torno a un 20%, lo que iguala el coste laboral de una hora en España (7,28 euros) con el de una jornada completa en países como Marruecos. "Eso nos deja totalmente desprotegidos y aunque tratamos de ser competitivos hay momentos de la campaña en la que quedamos fuera del mercado", señala.
También Gabriel Trenzado, director de Relaciones Internacionales y para la UE de Cooperativas Agroalimentarias de España, valora un aumento de las exportaciones que "abre oportunidades a la producción" pero plantea como "cuestión clave" si el beneficio de ese incremento, al igual que ocurre en el mercado interior, llega a todos. "Ahora un agricultor o un ganadero no exporta, a no ser que forme parte de una empresa y comparta ese valor. Si queremos una cadena sostenible, la clave está en ordenar el sector, impulsar instrumentos que incentiven a los productores a que formen parte también del negocio de la exportación y ahí las cooperativas tenemos un papel clave".
En su opinión, durante la pandemia se ha puesto una vez más de manifiesto que la agroalimentación es un sector sólido y seguro "que no tiene grandes rentabilidades ni pérdidas, pero sigue estando ahí con un crecimiento contante a pesar de las crisis". Un carácter estratégico que debería tenerse en cuenta a la hora de la negociación de los acuerdos comerciales. "Estamos observando que el mercado europeo sigue siendo muy apetitoso para los importadores y cada vez que abrimos un nuevo mercado, todo el mundo pide mayor apertura de los mercados agrarios, que es en los que ya hay mucha presión", asegura.
También el gerente de Coexphal pide a las administraciones que tengan en cuenta ese papel estratégico. "A los políticos se les llena la boca con que el sector agroalimentario ha dado la cara, ha estado al nivel garantizando los mercados, pero si no cuidamos nuestras producciones frente a otros países que no tienen los niveles que tenemos aquí, es una hipocresía".