
Si algo demostró la pandemia es que la conciliación sigue siendo una de las asignaturas pendientes del mercado laboral español. En 2021, un año aún lastrado por las secuelas de la Covid 19, los cuidados y responsabilidades familiares llevaron a un 6% de las mujeres españolas entre 25 y 54 años a renunciar a buscar un empleo. Una tasa que multiplica por quince la de los hombres en la misma situación, que apenas llegó al 0,4%.
En la Encuesta sobre la Fuerza Laboral Europea, las personas sin trabajo que no lo buscan activamente cuentan como inactivos, no como desempleados. Pero esta definición quedó obsoleta en 2020 ante las restricciones de movilidad y medidas como los ERTEs.
Fue entonces cuando Eurostat, puso el foco en las personas que quedaban fuera de las categorías clásicas de ocupado y parado, los dos polos del mercado laboral. Lo hizo con un énfasis especial en los motivos por los que estas personas no buscan empleo.
Los motivos de este 'efecto desánimo' varían sustancialmente según la edad, pero las estadísticas tienen dos cosas en común: que el porcentaje de mujeres siempre es más alto, y el desproporcionado peso de las responsabilidades familiares entre géneros, sobre todo tras el nacimiento de los hijos.
Una brecha europea
En la franja de edad entre los 25 y 54 años se ubica el mayor número de trabajadores. Además coincide con el periodo de mayor cuidado de los hijos, ya que la media de edad media a la que las españolas tienen hijos está en los 31 años. Un 16% de las mujeres en esta franja de edad dejó de buscar trabajo, frente al 8% de los hombres.
Además de las responsabilidades familiares, la causa de la diferencia entre ambos géneros estuvo en el desigual impacto de la reincorporación tras un ERTE --que Eurostat sí contempla en este análisis-- o la dificultad para encontrar un empleo adecuado.
Ambas se engloban dentro de la categoría 'Otras' junto otras causas como la formación. Una categoría que impidió buscar trabajo a un 6,2% de las mujeres y 3,9% de los hombres.
Pero la comparativa con el resto de Europa muestra que el caso de España no solo no es un caso aislado, sino que su situación está en línea con la media de la UE.
La abultada brecha de Italia, Rumanía y Grecia lidera un ránking en el que, quizá los más sorprendente, es que países como Dinamarca o Suecia ni siquiera recogen datos de hombres que renuncien a buscar empleo por cuidar de sus familias.
Ellos sufren más las prejubilaciones
Pero cuando se supone que los hijos se hacen mayores y tiene menor dependencia, entre los 55 y 64 años, el lastre del cuidado no deja de ampliarse. Las españolas que no buscan empleo por este motivo suben al 9,6%, mientras que los hombres ni aparecen en la estadística.
Por contra, el impacto de las prejubilaciones es mucho más moderado entre ellas que entre ellos a la hora de descartar buscar empleo: un 4,8% frente al 9,8%. Los porcentajes son inferiores a los de la Unión Europea, pero invierte los roles de género. Un 14,8% de los europeos dejan de buscar empleos por un retiro anticipado, cifra que se eleva al 16,4% para las mujeres.
En lo que existe 'paridad' es en la gente que no busca empleo por enfermedad o incapacidad permanente (un 11,3% y un 12,4% respectivamente). Un dato significativo en el contexto de una pandemia que afecta más a los mayores de 60 años.
Los jóvenes prefieren estudiar a buscar trabajo
En el caso de los menores de 25, la razón principal par no buscar empleo son los estudios. Lo supone para el 52,6% de las mujeres y el 49,7% de los hombres.
Sin embargo, apenas un 1,1% de ellas aún aduce que la razón es cuidar de sus familias.
Como regla general entre los jóvenes europeos, son ellas las que menos buscan trabajo por estar estudiando. Sin embargo, la particularidad española reside en que nuestros menores de 25 años son los que más señalan "otras razones" para no trabajar.
En este sentido hay que recordar que la casilla incluye, según Eurostat, a los que no buscan trabajo por falta de expectativas de encontrar empleos adecuados.
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