
"Es la economía, estúpido". Los italianos parecen haberse olvidado la famosa frase con la que Bill Clinton batió a George Bush padre en 1992 (it's the economy, stupid) que simboliza la importancia de la situación económica en el consenso electoral. El "Gobierno del cambio" transalpino, apoyado por dos partidos populistas el Movimiento 5 Estrellas (M5E) y la Liga, sigue gozando de la confianza de más del 50% de los italianos, a pesar del deterioro de la economía.
Italia recuperó impulso en el primer trimestre del año, tras entrar en recesión técnica a finales de 2018, y su economía creció un leve 0,2% respecto al trimestre anterior y un 0,1% en comparación con el primero de 2018. Pero el riesgo de una nueva caída está a la vuelta de la esquina, con la guerra comercial entre China y Estados Unidos que ya están pasando factura a un país que depende de las exportaciones. Según el informe de mayo de la OCDE, mientras para España los indicadores líderes compuestos (indicadores globales que proyectan tendencias en la actividad económica) apuntan a un impulso de crecimiento estable, para Italia pierden 17 centésimas, indicando una desaceleración.
Esto significa que la política económica expansiva anunciada por el Ejecutivo populista italiano no está funcionando: las dos medidas estrellas de M5E y Liga - la renta de ciudadanía y el anticipo de la edad de jubilación - no han tenido efectos positivos sobre la economía, tal y como habían avisado la casi totalidad de los supervisores económicos italianos e internacionales.
Al contrario, el aumento del gasto público ha perjudicado el equilibrio presupuestario del país. En diciembre, el Gobierno populista italiano llegó a un acuerdo con Bruselas para aprobar sus cuentas y comprometerse a un déficit del 2,04% -frente al 2,4% anunciado- y evitar un procedimiento disciplinario. Las ultimas previsiones de la Comisión Europea indican sin embargo que el déficit italiano en 2019 se disparará hasta el 2,5%, para alcanzar en 2020 el 3,5%. Esto significa que tras las elecciones europeas Bruselas empezará otro pulso con Roma para requerir un ajuste presupuestario que la mayoría de los analistas cifra en 30.000 millones de euros.
Todo esto a la espera de las nuevas reformas económicas que los partidos de Gobierno quieren impulsar: mientras el M5E intenta recuperar votos proponiendo nuevos subsidios para las familias, la Liga de Matteo Salvini, que lidera las encuestas de cara a las elecciones europeas, quiere aprobar una reforma fiscal y reducir a dos los tipos de IRPEF con un coste estimado de entre 12.000 (según Salvini) y 59.000 (según los analistas del Tesoro transalpino) millones de euros.
Mientras tanto las perspectivas negativas de la economía, junto a la inestabilidad determinada por la continua tensión entre los dos partidos que apoyan al Ejecutivo, ha vuelto a acercar la prima de riesgo a los 300 puntos básicos, con un coste estimado para las arcas públicas transalpinas de 20.000 millones de euros en el periodo entre 2018 y 2021, según los cálculos de Carlo Cottarelli, antiguo director del FMI y responsable del Observatorio sobre las Cuentas Públicas transalpinas, basados en un diferencial de 250 puntos básicos.
De momento sin embargo, el deterioro económico no está pasado factura al Gobierno, mientras la Liga en los comicios europeos podría redoblar sus votos con respeto a las generales de 2018 (pasando del 17 a mas del 30%). Según ha explicado a elEconomista el sociólogo Giovanni Diamanti, autor del libro Fenomeno Salvini es porque de momento el partido del líder ultraderechista ha conseguido imponer sus temas en el debate público, gracias a una eficaz estrategia de comunicación en las redes sociales, centrada en la inmigración y la seguridad.
"La ultima ley presupuestaria gozó de poco aprecio y en las encuestas obtuvo una mayoría de opiniones negativas. Pero no ha movido ni un voto" indica Diamanti, subrayando: "Esto pasa porque la economía todavía no se percibe como tema relevante y porque los riesgos de la situación no son tan evidentes. Pero en el medio plazo, si los números seguirán siendo negativos, la Liga podría pagar las consecuencias de su política económica".