
El cártel del AVE que la CNMC destapó constituye un caso de gran amplitud tanto por la naturaleza de sus prácticas como por el número de empresas implicadas. No en vano se puede hablar de colusión en tres ámbitos de contratación, como son la electrificación de trenes convencionales, la propia de la alta velocidad y la electromecánica del AVE.
La complejidad crece si se considera que fueron un total de 15 firmas las que, en diferentes grados y en periodos de tiempo dispares, participaron. Sin embargo, los hechos revelados por Competencia apuntan a la especial responsabilidad de dos firmas.
Elecnor y ACS (esta última a través de filiales) son las únicas que tuvieron un rol activo durante los 14 años de la colusión. Es más, existen casos, como un contrato firmado en 2015, en los que ellas dos acaparan en solitario una adjudicación "amañada" (según las palabras literales del informe del regulador).
Todos los indicios apuntan a ambas firmas como las principales beneficiarias del 'cártel del AVE' que destapó la CNMC
Por tanto, hay abundantes indicios que señalan a ambas como líderes de un cártel del que, de acuerdo con todas las pruebas, obtuvieron los mayores beneficios. La CNMC es coherente con los resultados de la investigación y les aplica las multas más altas (51 millones en el caso de las cuatro filiales de ACS; 20 millones, en el de Elecnor).
En la misma línea, es de esperar que ambas se vean especialmente señaladas por la denuncia que la principal perjudicada por el cártel, Adif, planea presentar. Las multas son recurribles y habrá que esperar al desarrollo del posible juicio. Con todo, el marcado protagonismo que las pruebas atribuyen a ambas empresas ya constituye una gran mancha. Por ello, ya estarían justificadas medidas cautelares como que Hacienda las aparte de los concursos públicos.