
El precio de los carburantes se sitúa en España en máximos de los últimos tres años. A nadie puede extrañar estas alzas considerando que el barril de petróleo supera los 70 dólares. Resulta inevitable que el encarecimiento de la materia prima repercuta en las gasolinas. Sin duda, actúan factores que mitigan los efectos del crudo, como la actual fortaleza del euro.
Sin embargo, la tendencia del crudo todavía es alcista. La recuperación económica impulsa la demanda, al tiempo que se mantienen los recortes de extracción acordados por la OPEP y Rusia. Todo apunta, por tanto, a que el crudo continuará su encarecimiento, al igual que los carburantes. Conviene vigilar los efectos adversos que esas subidas pueden tener sobre el consumo y la demanda interna.