
El Ibex 35 se libró por poco de registrar once sesiones consecutivas con caídas en su cierre, lo que habría supuesto la peor racha del selectivo en su historia. Ayer, el buen funcionamiento del soporte clave del Ibex, situado entre 9.800 y 9.930 puntos, permitió que el índice terminara con un repunte del 0,24%.
Ahora bien, sería precipitado ver en este movimiento el inicio de un rebote sólido. Basta observar el comportamiento del resto de las principales bolsas europeas, que ayer continuaron sus caídas, para percibir que hay fuerzas que actúan en su contra.
Puede sorprender este escenario considerando los buenos resultados económicos que el Viejo Continente arroja: esta misma semana Alemania volvió a batir los pronósticos sobre su crecimiento. Pero el problema proviene de EEUU.
Hoy, la Cámara de Representantes vota su propuesta sobre la reforma fiscal del presidente Trump. El problema estriba en que la segunda Cámara legislativa estadounidense, el Senado, elabora su propia proposición, capaz de retrasar la entrada en vigor de la reforma a 2019.
Si las rebajas de impuestos se demoran tanto, también lo harán los efectos expansivos sobre el PIB de EEUU previstos. Esa situación puede hacer que la Reserva Federal se vea menos apremiada a la hora de continuar las alzas de tipos, lo que provoca que el dólar se deprecie y, por el contrario, el euro se fortalezca.
De hecho, la divisa comunitaria ya es la más alcista del año entre las diez más importantes del mercado y los expertos creen que se prepara para escalar hasta los 1,21 billetes verdes. Un euro tan fuerte es una mala noticia, que puede minar las expectativas de beneficios de las empresas europeas al perjudicar sus exportaciones y actuar como lastre sobre las bolsas del Viejo Continente.