
El debate sobre la paridad euro dólar es agua pasada. Lejos queda el cambio de 1,03 billetes verdes de comienzo de año. Muy al contrario, el último salto lleva a la divisa común a superar la barrera de los 1,15 dólares, un nivel no visto desde hace casi dos años y que coincidió, además, con la primera devaluación del yuan chino.
Detrás de este rally alcista del euro, que podría llevarle a acercarse a la resistencia clave de 1,18 dólares está la desconfianza cada vez mayor que existe con la administración comandada por Donald Trump. El fracaso con la reforma sanitaria, tumbada por los votos contrarios de miembros de su propio partido, es otra prueba más de los problemas que el presidente tiene para convertir las promesas de su programa electoral en realidades palpables.
Si a ello se une el reciente discurso de la presidenta de la Reserva Federal, Janet Yellen, que alejó la subida de tipos de interés, al poner en duda las fortalezas de la economía americana, se obtiene el cóctel perfecto que explica la debilidad de la divisa estadounidense. Por el contrario, la menor incertidumbre política que reina en Europa, tras la derrota de los populismos en Holanda, Francia e Italia, y el reforzamiento de las expectativas económicas de la eurozona, impulsan la revalorización de la divisa única.
Por si faltara algo, la expectativa de que el BCE comience sus alzas de tipos mucho antes de lo previsto, no hace sino confirmar un escenario de apreciación sostenida del euro para el que hay que prepararse. Países como España deben afrontar un escenario mucho más exigente. Y es que un euro más fortalecido frente al dólar americano tendrá efectos negativos, ya que encarecerá las exportaciones y restará competitividad a nuestra economía.