Persiste la brecha entre la recuperación económica y la del mercado laboral. España todavía tardará cinco años en recuperar el nivel de empleo previo a la crisis. Y lo logrará siempre y cuando pueda mantener un ritmo de avance del PIB en el entorno del 2%. Por si fuera poco, el alza de la inflación, que merma el poder adquisitivo de las familias, afecta al consumo y, en consecuencia, pone en entredicho la generación de nuevas colocaciones.
Para revertir esta situación no se precisan soluciones drásticas, como derogar la reforma laboral que ha sido fundamental para la creación de empleo lograda hasta el momento. Basta con impulsar mejoras como la de las políticas activas de empleo o estudiar la rebaja de las cotizaciones sociales.