Editoriales

Nuevo escenario para la inflación

El mercado de renta fija muestra movimientos que no deben minusvalorarse. Desde hace meses, los expertos advierten de las anomalías que el bono presenta, especialmente en Europa, al arrojar rendimientos muy bajos, incluso negativos, en sus vencimientos cortos. Ahora, también la deuda a largo plazo exhibe una evolución inusitada. No en vano, en el caso español, los intereses del papel a 10 y 30 años han escalado, en breve tiempo, a cotas que no se veían desde junio.

En paralelo, el precio de estos bonos encaja caídas del 2,4% y el 6%. En EEUU, bastaron dos días para que el afán de los inversores por deshacerse de la renta fija provocara ventas por valor de un billón de dólares. La causa de estos movimientos parece ser el resurgir de la inflación a ambos lados del Atlántico, acelerado por la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. En el caso estadounidense, el fenómeno será consecuencia directa de los planes del nuevo presidente de bajar impuestos e impulsar la inversión pública.

Se espera que el efecto Trump sobre los precios se contagie a la zona del euro y que los bancos centrales endurezcan sus políticas. Ahora bien, lo único que parece, de momento, asegurado (con un 90% de posibilidades) es que la Fed suba tipos en diciembre, pero todo apunta a que el BCE prolongará su programa de estímulos.

Por otro lado, el repunte del IPC muestra visos de que será moderado, en la medida en que se habla, a ambos lados del Atlántico, de tasas inferiores al 2%. Estas últimas son incluso beneficiosas para la economía, siempre que persista el crecimiento del PIB. De momento, por tanto, la evolución de la renta fija no proporciona bases para caer en el alarmismo sobre el comportamiento de la inflación en su nuevo escenario.

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