Editoriales

¿Cuáles son los retos pendientes del Plan Juncker?

En la imagen, Jyrki Katainen, vicepresidente de la Comisión Europea.

Hace seis meses entró en vigor el denominado Plan Juncker, el programa bautizado con el apellido del actual presidente luxemburgués de la Comisión Europea, nacido con el propósito de revitalizar la inversión productiva en un área económica aún convaleciente de la crisis. Pese al nombre con el que es más conocido, lo cierto es que el Plan le debe casi todo en su despliegue al vicepresidente Jyrki Katainen, quien hace en elEconomista un primer balance que demuestra el largo camino que aún queda por recorrer.

Han sido 43.000 millones los movilizados en el primer medio año (con algunos fiascos incluidos, como el relacionado con una empresa ahora en preconcurso, Abengoa). Estamos así aún muy lejos del total de, al menos, 315.000 millones que, en tres años, deberían estar impulsando la economía europea. Es esta última una cifra que sigue despertando un marcado escepticismo, especialmente porque se confía en la entrada en acción de un potente multiplicador que actuará sobre una inversión inicial de las instituciones europeas de tan sólo 21.000 millones.

Está aún por demostrarse que ese multiplicador (que de cada euro extrae otros 15) sea tan potente, aunque Katainen confía en ello, y lo único cierto es que el Plan aún adolece de falta de financiación y de un verdadero compromiso de los Estados miembros. Con todo, resulta también innegable, pese a todos los retos pendientes, que no existe otro plan de inversión productiva de este envergadura activo en la UE y esta área no puede permitirse desdeñarlo con ligereza. Sería todo un error en un contexto como el actual de bajo crecimiento, inflación nula y una política monetaria, la propia del BCE, que ya no puede actuar por sí sola.

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