
Un moderado optimismo regresaba a los mercados de Estados Unidos, donde el Dow Jones y el S&P 500 buscaban tímidas compras, después de que el presidente del país, Donald Trump, asegurase en una serie de tuits que el viceprimer ministro chino, Liu He, llegará a Washington dispuesto a negociar.
"China nos acaba de informar que vienen a los Estados Unidos para hacer un trato. Ya veremos, pero estoy muy contento con los más de 100.000 millones al año en aranceles que llenan las arcas de los Estados Unidos ... ¡excelente para los Estados Unidos, no para China!", ha asegurado el inquilino de la Casa Blanca en su red social de cabecera.
....Guess what, that's not going to happen! China has just informed us that they (Vice-Premier) are now coming to the U.S. to make a deal. We'll see, but I am very happy with over $100 Billion a year in Tariffs filling U.S. coffers...great for U.S., not good for China!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 8, 2019
Previamente ha explicado en otro tuit que el motivo de la retirada de China era el intento del país asiático de renegociar el acuerdo comercial con el aspirante demócrata a la presidencia de EEUU, Joe Biden, "o con uno de los demócratas más débiles, y así seguir estafando a los Estados Unidos (500.000 millones al año) en los próximos años".
The reason for the China pullback & attempted renegotiation of the Trade Deal is the sincere HOPE that they will be able to "negotiate" with Joe Biden or one of the very weak Democrats, and thereby continue to ripoff the United States (($500 Billion a year)) for years to come....
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) May 8, 2019
Según adelantó la agencia Reuters, China envió un cable diplomático con profundos cambios en el borrador del acuerdo comercial, de casi 150 páginas, a última hora del pasado viernes. De hecho, en cada uno de los siete capítulos, China eliminó sus compromisos de cambiar las leyes para resolver las quejas principales que causaron que Estados Unidos iniciase la guerra comercial: el robo de propiedad intelectual y secretos comerciales de Estados Unidos; transferencias forzadas de tecnología; la política de competencia; el acceso a los servicios financieros; y la manipulación de la moneda.
Esto motivo la ira de Trump que el pasado domingo anunció que su país elevaría del 10% al 25% los aranceles sobre un catálogo de productos chinos por valor de 200.000 millones de dólares este mismo viernes. Además amenazó con imponer un gravamen del 25% sobre los productos chinos por valor de 325.000 millones de dólares que todavía no se han visto afectados por el pulso arancelario entre ambos países.
Independientemente de lo que ocurra en los próximos días, la Oficina del Representante Comercial de EEUU (USTR, por sus siglas en inglés) ha presentado ya la documentación formal para elevar formalmente los aranceles al 25% sobre importaciones chinas por valor de 200.000 millones de dólares. El USTR había impuesto primero aranceles del 10% sobre estas mercancías en septiembre, con el objetivo original de aumentar la tasa al 25% en diciembre. Pero a medida que las negociaciones dentro de la tregua comercial que comenzó ese mismo mes, comenzaron a dar sus frutos, se decidió retrasar el aumento de estos gravámenes.
Está previsto que durante la jornada del jueves, el viceprimer ministro chino, Liu He, y el resto de la delegación china se reúnan en Washington con el representante comercial de EEUU, Robert Lighthizer, y el secretario del Tesoro, Steven Mnuchin. Ambos ya reconocieron a comienzos de semana que el viernes se decidirá definitivamente, para bien o para mal, el desenlace del alto el fuego arancelario que comenzó a comienzos de diciembre. Hasta la fecha ambos países han impuesto aranceles sobre productos por valor de 330.000 millones de dólares.