
El mercado laboral se está transformando y adaptando a las necesidades de la economía. Estos cambios generan oportunidades para muchos trabajadores, pero también son una fuente de riesgo para muchos otros, no sólo por la posibilidad de perder el empleo, sino por la transformación que están sufriendo los mismos y el giro que se está produciendo en la relación entre empleador y trabajador en las economías desarrolladas. Cada vez resulta más habitual escuchar las palabras monopsonio, gig economy, economía de plataformas o trabajo atípico, unos conceptos que reflejan la profunda transición a la que se está sometiendo el mercado laboral.
El último trabajo de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) sobre las perspectivas del empleo repite una y otra vez estos conceptos que vienen de la mano de las mejoras tecnológicas en muchos casos. "El progreso tecnológico puede mejorar la calidad del trabajo incrementando la productividad y los salarios, reduciendo la exposición al peligro, los problemas de salubridad y las tareas más duras... sin embargo, también puede ser fuente de mayor inestabilidad laboral caracterizada por nuevas formas de trabajo no convencionales que pueden provocar una perdida de bienestar para los trabajadores".
Flexibilidad e incertidumbre
Estas nuevas formas de trabajo suelen incidir en la flexibilidad de horarios, de ingresos y de la duración de la relación laboral, lo genera de todo menos certidumbre para el trabajador en el medio y largo plazo. "Esto es una preocupación importante en países donde las formas no convencionales de trabajo (un contrato indefinido a tiempo completo) están proliferando y las empresas están confiando cada vez más en subcontratas y contratistas en lugar de una fuerza de trabajo permanente".
El trabajo a tiempo completo y con una misma empresa ha sido considerado la norma durante décadas, pero esta relación laboral está cambiando. Elisabet Motellón, directora del grado de Relaciones Laborales en la Universitat Oberta de Catalunya, explica que en España el trabajo atípico (temporal y/o a jornada parcial) no es algo nuevo. "Desde hace décadas, el trabajo atípico es una de las señas de identidad más significativas del mercado de trabajo español".
La diferencia es que antes de la crisis mucho de ese empleo atípico, sobre todo el temporal en el sector de la construcción, no tenía una remuneración por debajo de la media, mientras que en la actualidad la gran parte de esos empleos están peor remunerados.
"Actualmente, el 35% de los asalariados tienen un contrato atípico (temporal y/o a jornada parcial), tres puntos porcentuales por debajo de la existente antes de la crisis. Esta evolución se debe, básicamente, a la reducción de la tasa de temporalidad en cerca de un 6% -no por haber pasado a un contrato indefinido sino porque la destrucción de empleo se ha concentrado en este colectivo", argumenta Motellón en declaraciones a elEconomista. Sin embargo, el empleo a tiempo parcial muestra una tendencia al alza, tanto en España como en el resto de países desarrollados, desde los años 90.
No obstante, el tipo de contratos que se generan son el reflejo del modelo productivo de un país y de las empresas que lo conforman. El elevado peso del turismo y la construcción en España pueden explicar la elevada presencia del trabajo temporal y, por ende, del empleo atípico. Aún así, la Organización Internacional del Trabajo (OIT) asegura que el auge del trabajo atípico es un hecho en muchos países industrializados en segmentos que antes estaban asociados a formas de empleo tradicional.
La economía de plataformas
Más allá de estos tipos de empleo atípico están surgiendo nuevas formas de trabajo que quedan ocultas bajo el paraguas del empleo por cuenta propia (autónomo) tradicional pero que son un tanto diferentes. Parte de este tipo de empleo se genera a partir de la economía de plataformas, también conocida como gig economy o economía por encargos.
El trabajo de la OCDE destaca que el aumento del trabajo de plataformas ha puesto de relieve el impacto del progreso tecnológico en la calidad del trabajo. Este tipo de economía abarca una amplia gama de actividades, que tienen en común el uso de plataformas digitales para conectar la demanda y la oferta de servicios particulares. "A veces este tipo de trabajo impone severas limitaciones a los trabajadores que pueden tener un impacto negativo en el bienestar y la calidad del empleo".
Además, muchos de los trabajadores de estas plataformas están clasificados como empleados autónomos, que muchas veces tienen poco de autónomo porque no pueden establecer sus propios precios o cuotas, ya que vienen predefinidas por la plataformas, a la vez que se enfrentan a muchos restricciones a la hora de organizar su trabajo, como puede ser el caso del uso de uniforme o de las horas que trabajan. Este puede ser el caso de algunas empresas de transporte o de envíos de comida a domicilio, etc.
Motellón comenta que "a pesar del interés que despierta la economía de plataformas de trabajo, no hay de datos y registros oficiales que nos permitan analizar este fenómeno... En lo que parece haber un consenso es sobre que nos encontramos al inicio de un acelerado proceso de implantación de las plataformas digitales de trabajo. Y que, en los próximos años, transformará múltiples facetas del mercado de trabajo".
"Si analizamos los empleos que actualmente se están generando a través de las plataformas, observamos que comparten un patrón común: son empleos que no representan una relación formal entre empleador y empleado. Y, por tanto, generan empleos menos estructurados y tremendamente más flexibles. Tanto, que el gran debate está en determinar la naturaleza de la relación laboral que se crea (¿son trabajadores autónomos o asalariados?). Incluso hay quien lo percibe como una nueva clase de trabajadores, trabajadores a demanda o trabajadores a la carta", explica la profesora de la UOC.
Monopsonio, oligopolio y los salarios
Otro de los términos que suena cada vez con más frecuencia es el de monopsonio, muy relacionado con el surgimiento de empresas e industrias muy concentradas en la tecnología y el mundo digital. Estas empresas crecen rápidamente y llegan a tener cierto control sobre el mercado y otras compañías que trabajan para ellas. "Este incremento de la concentración de mercado está generando cierta preocupación sobre una posible situación de monopsonio en el mercado laboral, un estado que se produce cuando una empresa domina el mercado y puede mantener unos salarios bajos al no contar apenas con competencia por los trabajadores que requiere", según la OCDE.
Una de las consecuencias de este fenómeno es una menor movilidad laboral ante la falta de oportunidades fuera de la empresa, ya sea por falta de competencia (dentro del mismo sector) o por la firma de cláusulas de no competencia o 'caza furtiva' de empleados. Estas prácticas ganan fuerza en sectores donde la movilidad laboral puede suponer el trasvase de unos conocimientos (propiedad intelectual) fundamentales el funcionamiento de la firma.
El Fondo Monetario Internacional ha avisado en varias ocasiones de que los crecientes márgenes de grandes empresas va acompañado de una reducción del peso de los salarios en la producción. En uno de los últimos trabajos del FMI sobre esta cuestión se sentenciaba que hay "evidencia que estas cotizadas de los países desarrollados que cada vez tienen más poder de mercado están influyendo en el desarrollo económico... se apropian de una porción cada vez mayor de las rentas de la producción, dejando unas cantidades más pequeñas para el factor trabajo (asalariados). El incremento del poder de mercado en las últimas décadas podría, por tanto, haber contribuido a la reducción del peso de los salarios".
Motellón reconoce que "todo ello, efectivamente, puede contribuir a una mayor polarización salarial. Segmentando gravemente el mercado de trabajo. Un proceso que ya se está observando... entre otros muchos aspectos, la automatización ha sido más intensa en los empleos de salarios intermedios. Este último elemento, el impacto del progreso tecnológico, es señalado por algunos economistas como, posiblemente, el determinante más importante".