La economía de Alemania está sufriendo más que nadie en la Eurozona la desaceleración del crecimiento mundial y del comercio internacional. La fuerte orientación al exterior de esta economía ha paralizado el crecimiento del PIB, que en el último trimestre de 2018 presentó una tasa de variación del 0% trimestral. A pesar de la gravedad de la situación, los frugales consumidores germanos podrían salir al rescate de su economía incrementando el gasto (junto al Gobierno), según se desprende de las últimas encuestas de confianza del consumidor.
El departamento de análisis del banco germano Deutsche Bank comenta en una nota que "depositar nuestras esperanzas en los agarrados consumidores alemanes resulta bastante atrevido. Al fin y al cabo, los alemanes son conocidos por no reparar en gastos a la hora de comprar el aceite lubricante para el motor de su coche... y en ahorrar al máximo a la hora de comprar el aceite con el que aderezarán su comida".
La estructura del PIB alemán deja entrever que el consumo en Alemania tiene menor peso que en los países del sur de Europa o Reino Unido, por ejemplo. Sin embargo, el peso relativo del superávit de la balanza comercial (exportaciones menos importaciones) supera con creces al del resto de países. El consumo (tanto público como privado) tiene la misión de contrarrestar el parón de la industria, sector que tradicionalmente ha guiado el crecimiento de Alemania.
Sin embargo, los niveles históricamente bajos de desempleo y el robusto crecimiento de los salarios en Alemania dejan a los hogares del país como el sector mejor posicionado para 'rescatar' a la economía germana de un golpe mayor, al menos hasta que los nubarrones en China y en el comercio internacional vayan desapareciendo.

"El consumo en Alemania muestra una tendencia bastante esperanzadora. Como ilustra nuestro Gráfico de la Semana, la confianza de los consumidores se ha mantenido estable a lo largo de los últimos años. Incluso podríamos decir, por sorprendente que parezca, que la tendencia general es ligeramente alcista", destacan los analistas del banco germano.
"Por el contrario, el pesimismo continúa reinando en el sector industrial. En nuestra opinión, sería necesario que estas empresas se contagiasen del sentimiento positivo de los consumidores para que la economía alemana se recuperase de forma significativa en la segunda mitad del año, lo cual nos parece difícil, como mínimo. Normalmente, es el sector industrial el que dicta las tendencias que seguirán los consumidores y el sector servicios, no al revés", argumentan los economistas de la entidad alemana.
El 'dolor' del sector industrial
En cualquier caso, mantenemos un optimismo prudente. Por resumir, el sector manufacturero europeo se ha visto afectado por diversos factores. Las persistentes tensiones comerciales y la desaceleración del crecimiento en los mercados de exportación ensombrecen las perspectivas.
La incertidumbre política y un crecimiento más débil entre los principales socios comerciales, probablemente, continuarán lastrando las exportaciones netas durante algún tiempo, quizás durante otros dos años. Sin embargo, otras cuestiones se irán resolviendo gradualmente, lo que facilitará las comparaciones interanuales. "Sobre todo durante la segunda mitad de 2018, el crecimiento alemán se resintió por problemas ligados a las nuevas pruebas de emisiones de vehículos (conforme al protocolo Worldwide Harmonized Light-Duty Vehicles Test Procedure, o WLTP) y al bajo caudal del Rin", explica Martin Moryson, economista jefe para Europa en DWS.
No obstante, consideramos que el consumo privado debería continuar siendo el motor del crecimiento económico germano, respaldado por el robusto mercado laboral, el crecimiento de los sueldos y las bajas tasas de inflación. Los presupuestos, que hasta ahora suponían un freno, deberían convertirse en un (suave) factor de impulso. Y la inversión privada también debería contribuir al crecimiento, si bien con menor intensidad que en el pasado.
"Nuestro escenario general no ha cambiado (crecimiento más débil, sin recesión) pero los parámetros sí lo han hecho en cierta medida: la desaceleración será algo más rápida y más marcada y, a largo plazo, el crecimiento potencial será algo más lento, de entre el 1 y el 1,25%", comenta Moryson", explican los analistas de Deutsche Bank. Obviamente, estas buenas perspectivas tendrán que lidiar con amenazas (en ningún caso menores), desde un posible Brexit sin acuerdo y un deterioro de las condiciones financieras, hasta la desaceleración del crecimiento mundial. Aun así, seguimos siendo optimistas, al menos de momento.