La economía alemana creció "ligeramente" en el cuarto trimestre, evitando la posibilidad de entrar en recesión técnica tras la contracción del 0,2% en el tercer trimestre, informó hoy la Oficina Federal de Estadística (Destatis), que no ha concretado la cifra de crecimiento. De lo que sí ha informado ha sido del crecimiento en el conjunto de 2018: un 1,5%, según los datos provisionales.
Responsables de Destatis indicaron en rueda de prensa que la cifra oficial del cuarto trimestre para la mayor economía europea no se publicará hasta el 14 de febrero, pero que los primeros datos apuntan a un crecimiento "positivo y pequeño" del producto interior bruto (PIB).
El avance anual está en línea con lo esperado por el mercado. Se trata del noveno año consecutivo de crecimiento de la mayor economía europea, pero de su menor tasa de crecimiento del PIB desde 2013, cuando la economía creció un 0,5%, algo debido a la desaceleración experimentada en el segundo semestre del año pasado.
"La economía alemana mantuvo en 2018 su crecimiento, si bien de forma más débil", afirmó en rueda de prensa Albert Braakmann, director del departamento de estimaciones macroeconómicas de Destatis.
Según este organismo, las inversiones en bienes de equipo repuntaron un 4,5% el año pasado y el sector inmobiliario avanzó un 3%, mientras el consumo privado y el público crecían de forma más moderada, un 1% y un 1,1%, respectivamente.
Por su parte, las exportaciones crecieron un 2,4%, pero por debajo de las importaciones, que registraron un aumento del 3,4%. El superávit del Estado alemán, que incluye los tres niveles de la administración y la seguridad social, se situó en el equivalente al 1,7% del PIB.
En el primer trimestre del año pasado el PIB alemán avanzó un 0,4% y en el segundo repuntó hasta el 0,5% animado por el consumo interno, pero la segunda mitad del ejercicio se vio ensombrecida por la conjunción de varios factores.
Susto en el tercer trimestre
La economía alemana se contrajo un 0,2% en el tercer trimestre, según informó Destatis el pasado agosto, y las previsiones de los expertos para el cuarto trimestre -una tasa aún no publicada- no son halagüeñas y prevén, en el mejor de los casos, un crecimiento mínimo.
Las tensiones comerciales globales desatadas por el proteccionismo estadounidense empezaron ya a minar a la economía alemana, que tiene en su sector exportador uno de sus principales estandartes.
A esto han de sumarse los problemas de la potente industria del motor -que emplea a unas 800.000 personas y es la mayor exportadora del país- con los nuevos estándares europeos de emisión de gases contaminantes.
También ha lastrado el comportamiento de la economía alemana el déficit de personal cualificado, con más de un millón de vacantes abiertas, que -con un mercado laboral en máximo de personas empleadas y en mínimos de desempleo- está sufriendo cuellos de botella en algunos ámbitos.
Varios institutos económicos y el propio Bundesbank (banco central alemán) rebajaron en los últimos meses sus previsiones de crecimiento de la economía alemana hasta una horquilla entre el 1,5 y 1,7%.