Economía

La Comisión anuncia su plan ante la cada vez más posible salida caótica

  • La contribución de 7.000 millones de Londres al Presupuesto europeo, en el aire
El presidente de la Comisión Europea, Jean Claude Juncker.

La Comisión Europea descuenta cada vez una mayor posibilidad de que el Brexit finalice sin acuerdo y por ello ayer presentó en una rueda de prensa ante los medios de carácter técnico sobre los condicionamientos de una eventual ruptura desordenada, que tendría lugar como máximo el próximo 12 de abril.

De entrada, los líderes de la UE retrasaron el pasado jueves la fecha de salida del 29 de marzo a ese 12 de abril. La primera ministra británica, Theresa May, podría conseguir una extensión más larga sólo si anuncia antes de esa fecha la participación del Reino Unido en las elecciones europeas.

La otra opción para evitar la ruptura a las bravas sería que May proponga un tercer voto para intentar aprobar el acuerdo de salida, e inesperadamente consigue el respaldo. En ese caso, los líderes aceptaron conceder automáticamente una extensión técnica hasta el 22 de mayo para concluir la ratificación.

La Comisión Europea empezó a preparar sus planes de contingencia para un Brexit sin acuerdo en diciembre de 2017, para minimizar los efectos más desestabilizadores.

Polémica con la frontera en Irlanda

Sin embargo, ni Londres ni Bruselas todavía han acordado un plan de contingencia para evitar el regreso de una frontera a Irlanda, que pueda alterar la paz en la isla. Éste es el asunto que mantiene bloqueado el aprobado del acuerdo de divorcio en Westminster.

Bruselas tampoco sabe si Londres contribuirá con 7.000 millones de euros al presupuesto de este año, algo que tiene que decidir antes del 18 de abril. Así, fuentes comunitarias informaron ayer que la posibilidad de un divorcio sin acuerdo parece "cada vez más probable" si bien aseguran estar "preparados".

En este escenario, las relaciones de Reino Unido se regirían por el Derecho Internacional público general, de modo que eventuales conflictos sobre intercambio de bienes se dirimirían en base a los preceptos de la Organización Mundial del Comercio (OMC), de modo que la UE se vería obligada a partir de ese momento a aplicar estas normas y los aranceles previstos por las mismas en sus fronteras con Reino Unido. Si bien, fuentes de la Comisión afirman que el objetivo final, tras culminarse el Brexit, la relación comercial entre ambas partes sea similar a la que se mantiene con regiones como Canadá o Japón: más de un 90 por ciento de los intercambios exentos de aranceles e iniciativas de colaboración conjunta.

Del mismo modo, los ciudadanos británicos dejarán de ser ciudadanos de la UE y serán objeto de controles adicionales al cruzar las fronteras comunitarias, un factor que podría provocar retrasos en los puertos y aeropuertos. Reino Unido se convertirá en un tercer país sin disposiciones transitorias.

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