
Antes de empezar a pensar en qué gastar los 365.520 millones de euros de los que dispone el Gobierno, ya sabe que no podrá contar con más de la mitad de ese importe, que está reservado para dos de las partidas más relevantes del Presupuesto: las pensiones y la deuda. Entre ambas, comprometen más de 185.000 millones de euros, lo que supone el 50,7% del presupuesto, el mayor porcentaje hasta ahora. Es la segunda vez en la historia (la anterior fue en 2017) que suman más del 50% del presupuesto de gastos.
Según el proyecto de Presupuestos de 2019, las pensiones requerirán 153.864 millones de euros, un 6% más que el año anterior, y una cifra histórica tanto en términos absolutos como en relativos. Ese importe supone el 42,1% del total del presupuesto, el mayor porcentaje de la historia.
El gasto en pensiones es el mayor de todos los recogidos en los Presupuestos del Estado y también es el que está aumentando a mayor ritmo: se ha duplicado en menos de 15 años, pasando de 74.000 millones a más de 153.000 millones de euros. Su peso dentro de las cuentas públicas tampoco para de crecer: en 2004 era el 32% del presupuesto y ahora es 10 puntos mayor.
Desde 2003 sólo ha habido un año que las pensiones han perdido peso en el gasto
Además, en los últimos 15 años, no ha habido ningún año en que se haya recortado su partida y sólo ha habido uno (2012), en el que ha reducido su peso sobre el total del gasto. Tanto la demografía, que incorporará a cada vez más pensionistas al sistema, como la revalorización de las prestaciones ya existentes apuntan a que esta partida continuará creciendo en los próximos años tanto en términos absolutos como en términos relativos.
Por su parte, la deuda necesitará otros 31.398 millones de euros, un 0,5% menos que en 2018, y eso a pesar de que el Gobierno es optimista y cree que el gasto será el más bajo desde el año 2012, a pesar de que el nivel de deuda pública seguirá superando el 95% del Producto Interior Bruto (PIB). Además, en términos relativos, su peso desciende hasta el 8,6% del gasto total, tres décimas menos que el año pasado.
La deuda, en mínimos de 2012
A diferencia de las pensiones, la partida dedicada a pagar los intereses de la deuda ha oscilado más en los últimos años. En 2003 suponía 19.000 millones de euros, lo que entonces representaba más de un 9% del gasto presupuestado. Hasta 2008-2009, la rebaja del nivel de deuda pública permitió que esta partida se redujese hasta suponer poco más del 5% del total (es decir, en 2008-2009 sólo uno de cada 20 euros iban a esta partida).
A partir de entonces, subió con fuerza, acompañando al incremento de la deuda, hasta que en 2013 tocó techo tanto en términos relativos como absolutos (el 12,1% de presupuesto y más de 38.500 millones consumidos). Desde 2013, la partida se ha reducido por el mantenimiento de la deuda y la rebaja de los tipos de interés.
Con estas dos partidas sumando más de un 50% del presupuesto, la capacidad del Gobierno para elevar otros gastos es reducida. Así, buena parte de las políticas de gasto (justicia, seguridad, fomento del empleo, industria o investigación y desarrollo, entre otras) se quedan con el mismo peso que tenían en el presupuesto de 2018. Incluso otras como defensa, comercio o agricultura han sido "sacrificadas" para elevar otras partidas, como las de vivienda o las subvenciones al transporte.