Economía

Draghi reconoce que "la evolución de la economía ha sido más débil de lo esperado y la incertidumbre es notoria"

  • Draghi cree que todavía "se necesita una cantidad significante de estímulos"
Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), ha reconocido que la evolución reciente de la economía ha sido más débil de lo que se esperaba, un discurso que recuerda al que pronunció en la reunión de octubre, donde destacó que los datos económicos que estaban saliendo a la luz mostraban "una debilidad superior a la esperada".

Los banqueros centrales están avisando en sus últimas apariciones sobre la desaceleración económica de sus respectivas jurisdicciones y a nivel global, una tendencia que en principio parecía conducida por factores temporales pero que empieza ganar fuerza como tendencia principal. El fin del ciclo económico de crecimiento está más cerca y la moderación de la actividad económica puede ser una señal. 

Este ha sido el segundo discurso del día de Draghi en el Parlamento Europeo. Mientras que en el primero Draghi ha puesto el foco en los beneficios del euro desde su nacimiento, en esta segunda alocución ha reconocido que el fin del programa de estímulos ha coincidido "con una evolución de la economía que ha sido más débil de lo que se esperaba". 

Draghi no ha otorgado la calificación de 'temporal' (como si hizo en discursos pasados) a los factores que están propiciando la debilidad. El euro ha reaccionado intensificando sus caídas frente al dólar, que ya superan el 0,7% y han llevado a la divisa única a perder los 1,14 dólares, cerca de mínimos anuales.

Esta debilidad está "notablemente relacionada con factores globales". Además, Draghi ha destacado que las "incertidumbres continúan siendo notorias". La volatilidad del petróleo, la guerra comercial, el aterrizaje de la economía china o la crisis en los países emergentes no juegan a favor de la economía europea.

Se necesitan estímulos

Bajo este escenario de mayor debilidad e incertidumbre, "se necesita una cantidad significante de estímulos monetarios para apoyar la reconstrucción de los factores que ejercen presión sobre los precios y de la inflación general en el medio plazo". Estos factores han sido tradicionalmente la solidez de la demanda doméstica y el fortalecimiento del mercado laboral, ha señalado el banquero italiano.

Aún así, Draghi cree es suficiente con el actual tono de la política monetaria: "Nuestra orientación política y los tipos de interés clave, junto con el refuerzo del programa de reinversión del vasto stock de activos que hemos adquirido, continúan proveyendo el grado necesario de expansión para que la inflación alcance nuestro objetivo". 

En términos generales, el BCE intervendrá en 2019 comprando 202.772 millones de euros para reinvertir el principal de los bonos que venzan. Esto supone que las compras promediarán unos 17.000 millones de euros mensuales durante este año, pero a diferencia del QE (eran compras netas), estas intervenciones no aumentarán el stock de deuda en el balance del BCE, sólo servirán para mantenerlo.

El fin del QE ha llegado justo en el momento en el que la economía de la Eurozona comienza a perder fuerza, lo que hace que el escenario no sea óptimo para terminar con los estímulos netos y que, probablemente, no estaba en la agenda de los economistas del banco central, que hubieran preferido emprender la normalización de la política monetaria en un contexto de actividad creciente y precios al alza.

El crecimiento del PIB de la zona euro durante el tercer trimestre (último dato oficial) del año se desaceleró al 0,2% desde el 0,4% de los tres meses anteriores, lo que representa el menor ritmo de expansión de la economía del euro desde el segundo trimestre de 2014. Este dato fue consecuencia de la contracción del 0,2% sufrida por Alemania y el estancamiento de Italia.

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