La Generalitat se ha fijado 2019 como año puente para preparar el terreno antes de intentar volver a buscar financiación en los mercados. Según ha podido saber elEconomista, tanto el Govern como el propio Ejecutivo central descartan esta posibilidad a corto plazo debido al escaso valor del bono catalán, así como la situación de la deuda regional.
El Ejecutivo catalán emitió deuda por última vez en 2012 -que fue también el primer año de los mecanismos de liquidez del Gobierno central, y fueron los denominados bonos patrióticos, para inversores minoristas-, y los vencimientos de sus bonos actuales llegan hasta el año 2041. Con una calificación que está todavía en grado de bono basura, los planes de la Generalitat se enfocan al medio plazo, con la vista puesta en la evolución de los parqués -que se augura complicada- y de la coyuntura política.
En la presentación para inversores que el Govern actualiza cada seis meses ya advierte de que sus cálculos se basan "en la situación política actual y el marco legal y financiero existente". Hace tiempo que la Generalitat catalana tiene entre sus objetivos reducir su dependencia de la financiación del Gobierno central, que se convirtió en imprescindible durante la crisis, pero de momento seguirá dependiendo de los recursos de los mecanismos de liquidez, que actualmente suponen más del 70% de la deuda de la Generalitat. Ahí se enmarca el anuncio del vicepresidente y consejero de Economía, Pere Aragonès, de abandonar este mes de enero el Fondo de Liquidez Autonómico (FLA) para acogerse al Fondo de Facilidad Financiera (FFF) como paso previo a la vuelta a los mercados. Lo vistió como una maniobra política, si bien es el paso natural que estipula la propia Ley de estabilidad, tal y como indica el Ministerio de Hacienda a este medio, dado que Cataluña cumplió el objetivo de déficit de 2017 -por primera vez en años-, y también prevé hacerlo en los datos de cierre de 2018.

La Generalitat solicitó 9.371 millones al FLA en 2018, y este año prevé recibir 8.071 del FFF -de los que 6.713 millones serán para refinanciar préstamos del FLA de años anteriores-, mientras que sus estimaciones de necesidad de financiación para 2020 y 2021 vuelven a rondar los 10.000 millones. El paso del FLA al FFF no tiene efectos financieros, ya que desde 2017 tienen el mismo tipo de interés, aunque sí que supone mayor flexibilidad de actuación de la Generalitat, ya que el grado de control por parte del Estado no es tan exhaustivo.
En cualquier caso, posiblemente no sea el mejor momento para que Cataluña se plantee una aventura como la que supone volver a cotizar. A día de hoy, la prima de riesgo de la región está en los 153 puntos básicos para los bonos que ahora mismo la región tiene en los mercados, a los que solo les quedan un año para vencer -lo harán en 2020-. Un sobrecoste que es difícil que un inversor quiera asumir, sobre todo por la evolución de la deuda española, que está en negativo.
Sin futuro
Estas sensaciones son compartidas por el Gobierno. Fuentes cercanas a La Moncloa manifiestan estar convencidas de que Cataluña no abordará la salida a los mercados, al menos a corto plazo. Aseguran que esta intención es, como poco, "muy optimista" y no tiene nada que ver con la situación que se ha dado con Andalucía y Baleares, que han sido las únicas regiones que han puesto en marcha los trámites necesarios.
En cualquier caso, hay que matizar que ambas regiones están planteando salidas parciales. Este es el caso, por ejemplo, de Andalucía, que lo que va a hacer es sacar a mercado unos 600 millones de los 4.000 que la autonomía tiene vinculados al FLA. Hay que recordar que, para que el Ministerio de Hacienda dé el visto bueno a la estrategia de salida a los mercados, se considerarán criterios estar en el citado FFF, el grado de cumplimiento del objetivo de déficit, deuda pública y regla de gasto, y el periodo medio de pago a proveedores y la calificación crediticia.
Por otro lado, desde el propio departamento de Hacienda avisan de que el que Cataluña pase del FLA al FFF no implica que se vaya a perder el mando sobre sus finanzas. El control reforzado que este departamento aprobó en 2015 sobre las cuentas de la Generalitat se mantendrá inalterado. Reiteran que lo único que obtendrá la región es mayor margen de acción para la gestión.
La creación de empresas cae a niveles de 2012
El número de empresas creadas en Cataluña durante el 2018 retrocedió un 7,6% respecto a 2017, hasta las 17.383 nuevas altas, lo que supone el dato más bajo para Cataluña desde 2012, según los datos de la consultora Axesor. Esta información contrasta con la creación de empresas en el conjunto del territorio español, que fue de 94.587 nuevas sociedades, un 0,4% más.