
Los bancos centrales nacionales de Italia, España y Grecia serán los que más verán caer su contribución al capital del Banco Central Europeo (BCE) a partir del próximo 1 de enero, mientras que sus homólogos de Reino Unido, Alemania y Suecia, serán los que verán incrementado en mayor medida su peso en el mismo, según se desprende del ajuste de esta referencia realizado por el instituto emisor. La clave de capital es uno de los parámetros que utiliza el BCE para calcular el peso que deben tener los bonos de cada país en su cartera, por lo que la caída de representación de España podría infligir cierta presión sobre el interés que paga el bono español.
La nueva clave de capital entrará en vigor el próximo 1 de enero, después de la revisión regular llevada a cabo cada cinco años por el Consejo de Gobierno del BCE en función de la evolución de los datos de PIB y población de la Comisión Europea.
"El sistema de turnos por el que se reparte el derecho de voto de los gobernadores de los bancos centrales nacionales ordena a estos en dos grupos en función del tamaño de los sistemas financieros y PIB de sus respectivos países", explicó el instituto emisor, subrayando que, después del nuevo cálculo que entrará en vigor en enero de 2019, la asignación de los gobernadores a cada grupo "se mantendrá sin cambios".
La caída de España
De este modo, la última revisión rebajará al 8,391% desde el 8,8409% el peso del Banco de España en el capital del BCE, con un capital suscrito y desembolsado a partir del 1 de enero de 2019 de 902,7 millones de euros, lo que implica una leve reducción de 0,5018 puntos porcentuales.
El ajuste a la baja para España es el segundo mayor entre los Veintiocho, ya que los bancos centrales nacionales de los países de la Unión Europea (UE) ajenos a la zona euro también realizan aportaciones al capital del BCE, solo por detrás de la reducción de 0,5085 puntos porcentuales para el Banco de Italia, cuya clave de capital bajará al 11,8023% desde el actual 12,3108%, con un capital suscrito y desembolsado de 1.277,59 millones de euros.
Por su parte, el Banco Nacional de Grecia será el tercero que mayor ajuste a la baja experimentará en su contribución al capital del BCE, ya que su clave de capital pasará del 2,0332% al 1,7292% a partir del 1 de enero de 2019, con un capital suscrito y desembolsado de 187,18 millones.
En el extremo opuesto, los bancos centrales nacionales que en mayor medida verán incrementado su peso en el capital del BCE serán el Banco de Inglaterra, cuya clave de capital subirá al 14,3374% desde el 13,6743%, un incremento de 0,6631 puntos porcentuales, con un capital suscrito de 1.552 millones de euros, pero un desembolso de únicamente 58,2 millones a 1 de enero de 2019.
El Brexit cambiará el cálculo
En este sentido, desde el BCE explicaron a Europa Press que "en el caso de que haya 'Brexit' habrá que recalcular (la clave de capital) de nuevo", aunque desde el instituto emisor expresaron su confianza en que "esto no debería ser un gran problema, ya que solo tienen una pequeña cantidad desembolsada".
En primer lugar entre los representantes de la zona euro y en segundo lugar de toda la UE, el Bundesbank verá aumentar su peso en el capital del BCE al 18,3670% desde el 17,9973% actualmente en vigor, con un capital suscrito y desembolsado de 1.988,2 millones de euros.
En total, tras la última revisión, 16 bancos centrales nacionales de la UE aumentarán su contribución al capital del BCE, mientras que 12 contarán con un menor peso en el mismo.
En este sentido, el BCE precisó que los propios bancos centrales nacionales realizarán entre ellos las transferencias de capital para ajustar las participaciones a las nuevas claves.
El capital suscrito del BCE se mantendrá sin cambios tras los ajustes en el reparto en 10.825 millones de euros, de los que la cantidad desembolsada a 1 de enero de 2019 será de 7.659,4 millones de euros.
La importancia de la clave de capital
La suscripción de capital (junto al límite del 33% de bonos por emisor) del BCE guía las compras netas mensuales del instituto y, probablemente, guiará las reinversiones en 2019. Esto quiere decir que los bonos españoles o alemanes deben tener un peso dentro del QE muy parecido (existe cierta flexibilidad) al que tienen su suscripciones de capital en el BCE. Si el capital aportado por el Banco de España al BCE es del 8,33%, la deuda española debe representar una cantidad similar dentro del total de bonos soberanos adquiridos bajo el QE.
Desde Bank of Amercia Merryl Lynch explicaron en una nota publicada hace unos meses que "las expectativas de cambio podría ejercer presión sobre los spreads de España e Italia". Si el BCE cumple escrupulosamente con sus límites tendría que dejar vencer bonos españoles e italianos sin reinvertir en nuevos hasta que el stock de los mismos se ajustase a los nuevos parámetros.
En términos de deuda, "esto supondría que el BCE tendría que reducir su stock de deuda italiana en 30.000 millones de euros (casi un 10% de toda la que tiene) y en 22.000 millones de euros de la española". En el peor de los escenarios este ajuste sería de 14.000 y 12.000 millones respectivamente. Este escenario se produciría si además de ajustar las tenencias de deuda a las nuevas participaciones en el BCE, la institución decidiese cumplir de forma estricta con la normas. A día de hoy, la deuda italiana y española en manos del BCE está ligeramente por encima de lo estipulado en los límites.