Economía

La UE aplaca a China y EEUU: eleva el control a la inversión externa estratégica

  • Sólo 12 estados miembro supervisan adquisiciones clave para su país
Foto: Dreamstime.

La Unión Europea lleva años en el punto de mira de los inversores extranjeros. Sólo en 2017, los estados miembros consiguieron atraer 37.000 millones de euros de inversión extranjera directa (FDI, por sus siglas en inglés), según los datos de Eurostat. Sin embargo, estas cifras pueden cambiar a partir del próximo año si finalmente se llega al acuerdo anunciado esta semana por la Comisión Europea sobre la creación de un sistema de supervisión comunitario para las inversiones directas extranjeras en sectores estratégicos, como el tecnológico o las infraestructuras clave.

Por el momento, 12 estados miembro de la UE -entre los que figura España- cuentan con mecanismos establecidos para evaluar los posibles riesgos de las inversiones extranjeras directas, pero no de manera homogénea: es decir, el sistema que sigue España no es como el de Francia, Alemania o Finlandia. La puesta en marcha de esta medida supondrá homogeneizar estos sistemas, además de proteger los intereses individuales de cada estado miembro que todavía no contaba con un marco de protección.

Pero no sólo eso. La creación de este sistema es una respuesta a las iniciativas similares que siguen otros socios comerciales de la UE, como Estados Unidos, China, Rusia, Japón o Australia, que realizan evaluaciones similares y -en algunos casos- han endurecido la entrada de inversión extranjera en determinados sectores clave para el país.

El caso norteamericano

Las más sonadas, en este sentido, han sido los vetos del presidente de EEUU, Donald Trump, a las compras de compañías asiáticas: desde el rechazo a la mayor fusión del mundo tecnológico que hubiera supuesto la compra de Qualcomm por parte de la compañía de Singapur Broadcom a la de ArtFinancial (Alibaba) sobre Moneygram por 975 millones de euros.

No obstante, según Ignacio Hornedo, socio de mercantil del despacho internacional Allen & Overy, "EEUU continúa siendo un mercado enormemente atractivo para los inversores internacionales a pesar de las restricciones de la Administración Trump. Los fondos internacionales que invierten en infraestructuras tienen muy en cuenta las restricciones impuestas a la inversión en activos estratégicos, que abarca desde defensa hasta energía renovable".

"El escrutinio al que la administración americana somete estas inversiones es enorme, y requiere de un asesoramiento legal muy especializado, particularmente cuando tiene que ver con países considerados como de mayor riesgo, como China por ejemplo. Situaciones como ésta tienen un efecto doble para los fondos internacionales: por un lado han de superar unos controles en instancias como el Commitee of Foreign Investments in the United States (CFIUS), enormemente exigentes; por otro lado, estos fondos que tradicionalmente radican en jurisdicciones amigas de EEUU pueden -mediante estructuras más o menos complejas de joint venture- desarrollar un papel facilitador a la inversión a otros inversores cuyo origen es menos amistoso para la administración de EEUU", añade Hornedo.

La desconfianza de China

Por su parte, el Gobierno chino cuenta también con numerosas restricciones de acceso a la inversión extranjera a la vez que ha limitado también el desembolso que hacen las compañías locales en países extranjeros en determinados sectores. Eso no ha hecho, sin embargo, que los inversores asiáticos tengan en el punto de mira a las compañías del Viejo Continente. Por ejemplo, el fabricante de neumáticos italiano Pirelli está en manos chinas desde 2015, mientras que la energética lusa EDP ha sido opada por China Three Gorges.

Detectando esta oportunidad, la boutique de inversión española Alantra ha impulsado recientemente su presencia en el gigante asiático, poniendo en marcha un equipo senior y especializado en transacciones. Según Íñigo Mateache, responsable de las operaciones transfronterizas de Alantra China, "aunque las inversiones chinas en Europa se han reducido ligeramente respecto a los máximos alcanzados en 2016, las mismas se mantendrán, con un foco cada vez mayor en operaciones de middle-market y con un mayor valor añadido/tecnológico, como la reciente adquisición de Elix Polymers por parte de Sinochem que asesoramos".

Sin embargo, a diferencia del funcionamiento del proceso actual de supervisión de una inversión en Europa -donde lo que se evalúa es, fundamentalmente, posibles problemas de competencia-, en China "existe un sistema de autorizaciones a las Foreign Direct Investments (FDI), las cuales son concedidas por MOFCOM y NDRC en función del sector en el que estén presentes y en función del tamaño", explica Mateache. El directivo de Alantra confía en que el gigante asiático se está abriendo cada vez más a la inversión extranjera y explica que "existe una intención clara de ir por el camino de una mayor desregulación y creemos que China está abierto a FDI, pero que seguirá existiendo proteccionismo en sectores clave". "Entre las desregulaciones relevantes, por ejemplo, se incluyen las del negocio agrícola, minero o infraestructuras, mientras que en otros como banca, seguros o automoción experimentan reformas más graduales", añade Mateache.

El control europeo

Es en este contexto marcado por un aumento del control de las inversiones extranjeras en las grandes economías mundiales en el que hay que entender que cada vez más gobiernos europeos tengan más recelos a que sus joyas empresariales acaben en manos extranjeras. En la actualidad, aunque sólo el 0,4% de las empresas de la UE están controladas por inversores foráneos, estas compañías son mucho más grandes en promedio que las propiedad de inversores de la UE. Como resultado, representan alrededor del 13% del volumen de negocio total y el 6% del empleo total en la UE.

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