Aunque desde Berlín se atendió a "razones de seguridad", el bloqueo impuesto hace unos días por el Gobierno alemán a la compra de Leifeld por el consorcio chino Yantai Taihai supuso el paso definitivo del Ejecutivo de Angela Merkel para blindarse contra la pujanza económica de China y el asedio de inversiones extranjeras. Según una fuente del Ministerio germano de Economía, Berlín quiere tener autoridad para vetar acuerdos de inversores de fuera de la UE que impliquen la compra de al menos el 15% del capital social de firmas de tecnología alemana relacionadas con defensa o la seguridad.
Bajo la legislación actual, el umbral se sitúa en estos momentos en el 25%, y solo si se considera que la operación pone en peligro el orden público o la seguridad nacional. La intención es reducir ahora ese porcentaje. Una decisión que empezó a tomar fuerza en 2017, cuando Alemania endureció los controles a las inversiones tras una serie de importantes adquisiciones chinas.
El periódico alemán Die Welt, que fue el primero en informar sobre la propuesta de cambiar la Ordenanza sobre el Comercio Exterior alemán, dijo que se estaba coordinando con otros ministerios y señaló que este año podría entrar en vigor una ley que establece incluso más controles. "Hasta ahora sólo hemos podido realizar comprobaciones cuando se adquiría al menos el 25% de las acciones. Ahora queremos reducir este umbral para poder revisar más adquisiciones en sectores económicos sensibles", dijo al diario citando el ministro de Economía alemán, Peter Altmaier.
El caso del fabricante alemán de herramientas Leifeld es solo un ejemplo. A finales de julio, Alemania impidió que un consorcio del Gobierno chino comprara el 20% del operador en energía eléctrica 50Hertz, al argumentar "consideraciones de política de seguridad para la protección de estructuras energéticas de importancia crítica". Una decisión que tiene implícita una señal política, después de que inversionistas chinos hayan dejado claro su interés por comprar empresas europeas, sobre todo tecnológicas. SGCC fue la empresa china interesada en comprar parte de 50Hertz. Un gigante del sector con un volumen anual de negocios de 350.000 millones de dólares, más de un millón de empleados y que está bajo el control del Partido Comunista chino. Por su parte, Leifeld -un productor de tecnología para producir maquinaria-, cuenta con solo 200 empleados, aunque se ubica como el líder tecnológico en Alemania en la producción de materiales de alta solidez usados en la industria aeroespacial y en la nuclear.
La cautela de Alemania sobre la inversión china ha aumentado desde el surgimiento del plan Made in China 2025
No obstante, el anuncio no se circunscribiría solo a una estrategia del Gobierno alemán, sino que a nivel europeo se estarían discutiendo los intentos de China por comprar industrias del continente, sobre todo en los sectores de robótica, construcción de maquinaria, de plantas industriales y de biomedicina. La voracidad de las empresas chinas preocupa cada vez más a Alemania, que interviene cada día más para detener estas inversiones, particularmente en compañías que operan en infraestructuras consideradas críticas, ante el temor de que la tecnología más avanzada del país acabe en manos del gigante asiático.
El sentimiento proteccionista de Alemania no ha hecho sino aumentar desde que en 2016 el fabricante chino de electrodomésticos Midea adquiriese por 4.500 millones de euros Kuka, empresa líder en robótica industrial. La cautela de Alemania sobre la inversión china ha aumentado desde el surgimiento de Made in China 2025, un plan a diez años del Gobierno chino para transformar al país de un fabricante de bajo coste a un poder de alta tecnología dominante en diez sectores industriales avanzados. Los miembros del Parlamento Europeo están a punto de llegar a un acuerdo sobre una propuesta que ampliaría los poderes de la Comisión Europea para analizar las inversiones extranjeras.
Berlín defiende sus lazos con Irán
China y Alemania defendieron el miércoles sus lazos comerciales con Irán tras las advertencias de Donald Trump, quien dijo que las firmas que comercien con este país no podrán hacer negocios con EEUU. Las declaraciones de Beijing y Berlín manifiestan enfado entre los socios de Washington, que el martes reimpuso sanciones contra Teherán, por su amenaza de castigar a empresas de otros países que operen en Irán.