El Gobierno italiano acaba de dar marcha atrás sobre el déficit, pero tiene todavía que cuadrar las cuentas de los Presupuestos, detallando el coste de cada medida. Mientras el ministro de Economía, Giovanni Tria, está trabajando para completar el Documento de Economía y Finanzas, la hoja de ruta presupuestaria de Italia que el Parlamento votará el 10 de octubre, los dos vicepresidentes de Gobierno, Matteo Salvini, de la Liga, y Luigi Di Maio, del Movimiento 5 Estrellas (M5E), siguen peleándose sobre la asignación de recursos a las diferentes medidas.
"En los Presupuestos hay 8.000 millones para la renta básica de ciudadanía y otros 8.000 millones para abolir la Ley Fornero" (la reforma de pensiones que subió en 2011 la edad de jubilación), declaró el líder de la Liga. Di Maio le contestó: "En los Presupuestos hay 20.000 millones: 10.000 millones para la renta básica de ciudadanía, 7.000 millones para reformar la Ley Fornero y 2.000 millones para los recortes de impuestos". "Era muy temprano, se habrá confundido", añadió el subsecretario para Asuntos Regionales, Stefano Buffagni, del M5E, comentando las declaraciones de Salvini.
Tria cuadra las cuentas
El vaivén de cifras del Gobierno italiano indica que, a pesar de los anuncios, los números que Tria tiene que enviar a Bruselas dentro de 10 días todavía no son definitivos. Lo que preocupa, en particular, al titular de Economía son las previsiones de crecimiento. Italia, al anunciar un déficit del 2,4% para 2019, indicó que prevé un crecimiento de la economía del 1,6%.
Se trata de una previsión demasiado optimista, según muchos analistas, ya que las principales estimaciones fijan el progreso del PIB transalpino para el próximo año al 1,1%. El problema es que, con un crecimiento por debajo del 1,6%, la desviación del déficit superaría el 3%, agravando aún más la frágil situación presupuestaria de Italia, acuciada por un elevado volumen de deuda aún más comprometido por el alza del déficit, el menor crecimiento y cualquier ulterior subida de intereses.
