
La tasa de inflación será del 2,1% en el presente mes de septiembre en la eurozona, lo que supone una décima más que el pasado mes de agosto, según estimaciones de la oficina estadística europea, Eurostat. No obstante, la tasa de inflación subyacente baja una décima, en contra de las previsiones del Banco Central Europeo (BCE).
El organismo atribuye la subida al incremento de los precios de la energía (9,5%, tres décimas más que en agosto), así como a un aumento en la carestía de alimentos, alcohol y tabaco (2,7%, tres décimas más), y una tasa estable en servicios (1,3%) y bienes industriales no energéticos (0,4%).
Los datos difundidos por Eurostat corresponden a la llamada 'estimación rápida' del mes en curso y no será hasta el próximo 17 de octubre cuando se publiquen los resultados definitivos.
En agosto, la tasa de inflación en la zona euro había caído una décima respecto a julio para situarse en el 2%. Un año antes, en agosto de 2017, el aumento de precios en los diecinueve países que comparten el euro se situó en el 1,5%.
La inflación en España en pasado agosto fue del 2,2%, es decir, una décima menos que en julio y dos décimas más que un año antes.
Preocupación
La medida de inflación subyacente bajó inesperadamente, lo que supone una contrariedad para el BCE, que había vaticinado una subida.
Con la mayoría de su munición agotada, el organismo está retirando estímulos lentamente, con la esperanza de que haya hecho lo suficiente para impulsar el crecimiento y la inflación incluso pese a que la presión sobre los precios sigue siendo débil.
Los precios al consumo en la zona euro subieron como se esperaba al 2,1% en septiembre desde el 2% del mes anterior, pero excluyendo el coste de los alimentos y la energía, la tasa bajó al 1,1% desde el 1,2%.
Esto no sólo se quedó por debajo de las proyecciones del mercado, sino que parece un desafío para la propia visión del banco central de que la inflación subyacente subiría hacia finales del año, aumentando tras haber estado estancada cerca del uno por ciento por algún tiempo.
Una lectura de inflación seguida por los economistas que también excluye el alcohol y el tabaco bajó al 0,9% desde el 1%, por debajo de lo esperado.
El dato probablemente alimente la preocupación mientras el aumento del empleo y los salarios no parece convertirse en presión para la inflación subyacente.