
Finlandia fue junto a Alemania uno de los mayores defensores de la austeridad durante la crisis de la deuda europea. Sin embargo, mientras que Alemania ha dado ejemplo y ha mostrado a Europa el camino para tener una deuda sobre PIB cada vez menor, a Finlandia le está costando reducir este ratio. El gobierno del país está cada vez más preocupada por lo que pueda pasar en los próximos años: si no reducimos la deuda ahora que los tipos son bajos y la demografía todavía acompaña, ¿qué pasará en el futuro?.
El ministro de Hacienda finlandés, Petteri Orpo, dice que su país debe empezar a amortizar parte de los 120.000 millones de euros de deuda del gobierno central antes de que desaparezca la oportunidad para controlar la situación, es decir, antes de que los tipos de interés dejen de ser tan favorables.
El conjunto de las administraciones públicas de Finlandia acumulan una deuda de 137.000 millones de euros, más de un 60% sobre PIB. En el tercer trimestre de 2008, la deuda pública total de Finlandia llegó a caer por debajo del 30% del PIB.
Tipos de interés y envejecimiento
"Tenemos que empezar a amortizar deuda antes de que el coste nos aseste un golpe", asegura Orpo en una entrevista en Turku, en la costa sur de Finlandia. "A medida que la población envejece y reemplazamos nuestra flota de aviones de combate Hornet, pagar la deuda durante la década que comienza en 2020 podría hacerse imposible si no hay un crecimiento muy fuerte y un elevado nivel de empleo".
Desde el año 2008, Finlandia ha sido incapaz de presentar un superávit fiscal, y la deuda del gobierno central casi se ha duplicado desde 2008. En ese período, el país nórdico vivió lo que funcionarios calificaron de "década perdida" en una combinación fatal protagonizada por la crisis financiera global y la caída de industrias clave para el país como la papelera y la electrónica de consumo, que eliminó 100.000 empleos en una economía con 5,5 millones de habitantes.
Es cierto que Finlandia aún tiene la segunda mayor calificación de Moody's, S&P y Fitch Ratings, y que el interés que pagan sus bonos se encuentra entre los más bajos de la zona del euro, lo que refleja la confianza de los inversores en su capacidad de pagar los intereses de la deuda. Pero los niveles de endeudamiento son considerablemente mayores que los de Dinamarca, Suecia y Noruega.
Suecia y Dinamarca disfrutan de superávits presupuestarios, mientras que la deuda pública de Noruega y Dinamarca es del 36% del PIB y la de Suecia del 40%, unos ratios muy inferiores a los que presenta Finlandia. Además, mientras que en el resto de nórdicos el PIB comenzó a crecer en 2012, en Finlandia el ciclo expansivo no ha comenzado hasta 2016, cuatro años más tarde.
Este año el producto interior bruto de Finlandia podría alcanzar (por fin) el nivel que tenía antes de que estallara la crisis financiera global hace 10 años, y el Ministerio de Hacienda pronostica una expansión anual del PIB del 2,2% hasta 2022. El crecimiento económico trimestral ha alcanzado su nivel más alto en siete años y la deuda se ha reducido levemente respecto al PIB. En términos absolutos, sin embargo, la deuda crece y las autoridades se preguntan cómo van a abordar el desafío demográfico con una deuda cada vez mayor.
La población de Finlandia envejece a un ritmo que casi duplica el promedio de la Unión Europea y la proporción de personas mayores de 65 años creció 4,4 puntos porcentuales en los últimos diez años, según Eurostat. La curva es tan pronunciada que hace unos años Finlandia era el país que envejecía más rápido en toda la UE. Eso incrementa los costes en salud y cuidado así como el pago de las pensiones, que sostiene un grupo cada vez menor de contribuyentes y que alimenta un creciente agujero en las finanzas públicas.
La mayor presión sobre las arcas gubernamentales imprime más urgencia a la necesidad de tomar medidas, sobre todo en momentos en que Orpo advierte que la actual recuperación del crecimiento económico podría terminar pronto. "He estudiado suficiente economía para saber que en algún punto habrá una recesión", explica. "Dado que Finlandia se incorporó muy tarde al crecimiento económico global, existe el peligro de que el crecimiento sea efímero".